¿Cómo mejorar el apetito de los más pequeños? Con una serie de recetas y trucos podemos animar la dieta infantil. Alimentar bien a los más pequeños es una de las principales preocupaciones de los padres. Comer bien debe formar parte de la educación y formación desde la infancia, ya que no podemos olvidar que la alimentación juega un papel decisivo en la salud, y especialmente a medida que nos hacemos mayores. Una buena educación dietética y nutricional en la infancia es la mejor garantía de una salud de hierro a medida que crecemos.
Un buen número de dolencias y patologías están favorecidas, cuando no provocadas, por unos hábitos alimenticios inadecuados (comer en exceso, saltarse las comidas, abusar de los alimentos ricos en grasas o azúcares, entre otros), hábitos incorrectos que se suelen adquirir en la infancia. Así, por ejemplo, una alimentación incorrecta o carente de los nutrientes esenciales puede tener un papel decisivo en la aparición de la obesidad, hipertensión, artrosis, colesterol, arteriosclerosis y enfermedad coronarias.
¿Por qué comen mal los niños?
Es una de las preguntas que más a menudo se hacen los padres: ¿Por qué comen mal los niños? A partir de los dos años la mayoría de los niños pierde el interés por la comida y en cuanto mitigan la sensación de hambre ya no quieren comer más, sobre todo si el niño es activo e intranquilo. ¿Qué podemos hacer para que no pierda el interés por la comida?
Entre otros consejos a tener en cuenta:
Recetas y trucos
Hay que aprovechar que algunos alimentos son mejor aceptados por los niños para componer su dieta, la cual debe ser variada y equilibrada. Algunos sencillos trucos también funcionan. Así, por ejemplo, los niños suelen ser reacios a la fruta, ya que les cuesta comerla y, sobre todo, pelarla. Apuesta por las macedonias.
La pasta, por ejemplo, es un alimento que también es muy aceptado por los niños. Una receta que podemos enriquecer acompañándola de carne (contenido proteico). La tortilla francesa, además de su fácil preparación, es apreciada por las proteínas de la clara de huevo.
Prueba con unas albóndigas con arroz, plato energético, con alto contenido en proteínas e hidratos de carbono. La carne picada en forma de albóndigas es más fácil de digerir para los niños.
La ensaladilla rusa (patata, zanahorias, maíz, guisantes, judías verdes…) aporta fibra y vitaminas. Y otra receta que no puede faltar en la dieta de los más pequeños, las lentejas guisadas, por su alto contenido en hierro. Las legumbres en general tienen grandes cualidades como alimento. Poseen un alto contenido en proteínas y fibra y son muy adecuadas en edad de crecimiento.
Tampoco puede faltar el puré de verduras, un plato que además es el primero que se incorpora a la dieta de un niño cuando dejar de tomar solo leche. Con carne, pescado o huevo mejora su contenido proteico.
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