Diarrea durante el embarazo: Remedios y qué hacer

La disentería se puede definir como una patología infecciosa que se caracteriza por la inflamación y posible ulceración del intestino, y que puede provocar fiebre, diarrea intensa y sanguinolenta. Cuando se produce durante el embarazo, las hormonas y el propio crecimiento del feto pueden conllevar molestias o trastornos gastrointestinales, pero en otros casos los responsables pueden no tener nada que ver con la gestación. Se trataría, por ejemplo, de un problema de intoxicación intestinal o de intolerancia a los alimentos.

Cómo reconocerla La señal más evidente de la diarrea es la evacuación de una cantidad anormal y con una frecuencia mayor de heces líquidas. En algunos casos, los episodios se pueden suceder entre 6-7 veces al día. En otros, puede ser una molestia esporádica, manifestándose de forma súbita, aunque también aguda.

Las causas Cuando este trastorno afecta a la mujer embarazada las causas pueden ser múltiples. Así, puede deberse a los desequilibrios hormonales que amenazan con interrumpir el equilibrio gastrointestinal, con la aparición de calambres abdominales y diarrea. El malestar gastrointestinal, y entre ellos la disentería, también pueden aparecer entre los primeros síntomas del embarazo.

Durante el perido de gestación, el propio crecimiento y movimiento del futuro bebé, así como el aumento de la barriga y la dilatación del útero también pueden tener efectos nocivos sobre la regularidad intestinal. Pero el médico también tendrá en cuenta que la causa del malestar no siempre tiene que ver con el embarazo. Así, por ejemplo, puede tener un origen alimentario, es decir, estar causada por la ingesta de un alimento contaminado, en mal estado o mal conservado, lo que a su vez se asocia con otros síntomas desagradables, como náuseas y vómitos.

Qué hacer Si se trata de un trastorno aislado, relacionado con otras molestias del embarazo o por la ingestión de alimentos mal tolerados, se puede recurrir como ayuda extra a los remedios tradicionales. Esto incluye mucho descanso, una buena y constante hidratación, para reponer los fluidos perdidos durante los episodios de evacuación, y una alimentación adecuada (dieta blanda en pocas palabras), a base de arroz cocido, crema de arroz, sémola, patatas hervidas y zanahorias, palitos de pan tostado y pan, manzanas y plátanos.

Sólo en caso de que la disentería se convierta en un problema frecuente, el médico deberá certificar la causa exacta para prescribir el tratamiento más adecuado, teniendo en cuenta que durante el embarazo hay algunos medicamentos que están desaconsejados o prohibidos.

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