La diabetes gestacional, tal y como su nombre indica, aparece durante el periodo de embarazo. Se estima, según datos médicos, que un 4% de las mujeres embarazadas la sufren durante la gestación y, aunque desaparece tras el parto, se ha constatado que hasta un 60% de ellas recibe un diagnóstico de diabetes de tipo 2 al cabo de los 15 años. Las mujeres que están cerca de los 40 años son más propensas durante el embarazo a padecer patologías como hipertensión y diabetes gestacional. Determinados estudios también apuntan a que, incluso si no sufrieron diabetes gestacional, las mujeres que dan a luz a bebés que pesan más de 4 kilos tienen más riesgo de padecer diabetes 2 al cabo de los niños.
Por qué suben los niveles de azúcar Los alimentos que tomamos contienen glucosa, sustancia fundamental para las células del organismo, ya que al metabolizarse proporciona grandes cantidades de energía. La glucosa circula por la sangre para llegar a todas las células. Pero para ello, necesita de la implicación de la insulina, una hormona que segrega el páncreas. Si no hay suficiente insulina o el cuerpo no la utiliza de manera correcta, la glucosa no puede penetrar en las células, por lo que empezará a acumularse en la sangre (hiperglucemia).
Síntomas Sentirse más cansada de lo habitual (al organismo de una persona con diabetes le cuesta mucho más transformar la glucosa en energía), tener mucha sed (cuando los niveles de azúcar suben se suele orinar más y eso favorece la deshidratación) y un hambre voraz, digestiones pesadas e, incluso, un cambio de la tonalidad de la piel o un aliento afrutado son algunos de los síntomas que nos pueden alertar de una posible diabetes. Hay que subrayar que la diabetes gestacional (suele detectarse entre la semana 24 y 28 de embarazo) se puede y se debe controlar adoptando un plan, consensuado con el médico, para mantener los niveles de azúcar en la sangre en los niveles adecuados. No controlar la diabetes durante el embarazo puede conllevar problemas en el parto, al provocar un aumento de peso excesivo del bebé.
Dieta La mejor manera de prevenir y de combatir la diabetes es seguir una dieta sana y equilibrada, en concreto, seguir la dieta mediterránea. Los expertos aseguran que la combinación de que supone esta dieta (rica en frutas, verduras de hojas verdes, legumbres, cereales integrales, aceite de oliva virgen… y pobre en grasas saturadas) funciona por sí misma para plantar cara a la diabetes. Es importante evitar los alimentos que contengan mucho azúcar, así como las bebidas gaseosas.
Las frutas más aconsejables en caso de diabetes, por su menor contenido en azúcares, son los albaricoques, el melón, las fresas, los nísperos, la sandía, el melocotón y el pomelo.
La dieta debe combinarse con otros hábitos saludables. Mantenerse activa es una buena manera de mantener los niveles de azúcar bajo control. Por ello, conviene hacer ejercicio con regularidad, antes, durante y después del embarazo. Una buena meta es realizar ejercicio moderado, como paseos de 30 minutos cinco días a la semana.
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