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¿A quién se parece más? Hay ocasiones en las que la respuesta a esta pregunta es evidente con tan solo mirar dos fotografías. Y es que algunos niños, como constatan las imágenes de la galería, son idénticos a sus padres cuando eran pequeños. En ocasiones es suficiente con mirar unas fotografías familiares para saber quién es el hijo de quién, porque los niños son una copia exacta, o casi, de uno de los padres.
Y para constatar los parecidos más que razonables entre padres e hijos, el diario HuffingtonPost de Estados Unidos llevó a cabo una curiosa iniciativa fotográfica con la participación de sus lectores. A todos ellos se les pidió que enviaran una foto de sus hijos y una de los padres a su misma edad para tratar de encontrar las similitudes. Y desde luego que las encontraron, y mucho más allá del color de los ojos o de los rasgos generales de la cara. Así, encontraron numerosas evidencias de padres e hijos idénticos y de madres e hijas como dos gotas de agua. Casi como mirarse en un espejo.
Aunque en la mayoría de los casos, los rasgos faciales de un niño son el resultado de una mezcla armoniosa de los heredados del padre y de la madre, hay otros en los que el niño o niña es directamente una copia de uno de los progenitores.
No obstante, el ser idénticos a una determinada edad no quiere decir que con el paso del tiempo las características física cambien. En el paso de la infancia a la edad adulta se producen numerosos cambios, por lo que es cuestión de tiempo el descubrir las similitudes con el padre o con la madre. También puede darse el caso contrario y que sea precisamente al irse haciendo mayor cuando el parecido es más evidente.
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