Cómo reaccionar ante la primera borrachera de un hijo

Llegar tarde y oliendo a alcohol, cara enrojecida, ojos vidriosos… son algunas de las primeras señales que todos los padres con hijos adolescentes temen detectar cuando regresan a casa durante el fin de semana. No se trata de vigilar a los hijos y limitar su independencia, sino de estar atentos y, sobre todo, de fomentar la comunicación entre padres e hijos como la mejor herramienta para prevenir conductas que puedan derivar en adicciones peligrosas. Y si detectamos que nuestro hijo consume alcohol o cualquier otra sustancia adictiva, lo que no hay que hacer es eludir el problema, sino actuar. Ser padres no es una tarea fácil, y durante la adolescencia se pueden plantear situaciones que exigen saber cómo actuar. ¿Cómo reaccionar ante la primera borrachera de un hijo?

Cómo saber si tu hijo consume alcohol

La adolescencia es una etapa especialmente compleja, marcada por los cambios fisiológicos, psicológicos, cognoscitivos y sociales. La permisividad con el consumo del alcohol puede transmitir una imagen errónea en el adolescente. Es decir, no hay que pasar por alto la primera borrachera ni mucho tratar de buscar excusas (achacando la culpa a los amigos, por ejemplo). Detrás de esta primera borrachera puede haber un consumo ocasional (de fines de semana) que hasta ahora como padres no habíamos detectado e, incluso, el consumo de otras sustancias.

La edad media de inicio en el consumo de alcohol, según datos del Plan Nacional contra las Drogas, se sitúa a los 13-14 años. Datos a los que se suman los de la encuesta Estudes 2014/15, que señala que más del 76% de jóvenes de 14 a 18 años reconocen haber consumido alcohol y el 57% haber hecho botellón el último año. Pero hay, si cabe, una conducta más arriesgada, bingedrinking o consumo de alcohol en atracón (5 o más vasos, copas, cañas de bebidas alcohólicas en una misma ocasión).

Señales de que tu hijo ha bebido

  • Aliento con olor a alcohol y tabaco
  • Ojos irritados
  • Enrojecimiento de la cara
  • Pupilas contraídas
  • Irritabilidad y cambios de humor
  • Hablar más de lo habitual
  • Alteraciones del sueño

Hay otras señales a largo plazo que no hay que subestimar, como la bajada en el rendimiento académico, la falta de concentración o la repentina pérdida de interés por actividades que hasta ahora realizaba.

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¿Qué hacer si tu hijo llega borracho?

Siguiendo las recomendaciones de los expertos, en este caso de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), esto es lo que debemos hacer como padres:

  • Respirar, mantener la calma y dejar la conversación para el día siguiente, cuando haya dormido y se encuentre en condiciones de escuchar y ser escuchado. De lo contrario corremos el riesgo de dejarnos llevar por las emociones y que nuestro hijo se ponga a la defensiva.
  • Solicitar ayuda médica si el consumo de alcohol ha sido elevado. Es importante, aunque estemos enfadados, saber cómo se encuentra y no dar por supuesto que tendrá que pasar la resaca.
  • Durante la conversación hay que evitar juzgar o recriminar. Hay que tratar el tema con calma y seriedad y transmitirle nuestra preocupación.
  • Conviene intentar saber los motivos y la cantidad de alcohol consumida.
  • Conviene, de igual manera, saber hasta qué punto conoce los riesgos del consumo de alcohol. No se trata de dramatizar, sino de que pueda reflexionar y tomar decisiones propias y saludables.
  • Es importante alcanzar un acuerdo de compromiso de responsabilidad por su parte respecto al consumo de alcohol en futuras salidas con amigos.
  • Hay otros aspectos que hay que tratar en familia para prevenir el consumo de alcohol, como el ofrecer a los hijos alternativas de ocio saludable y, por supuesto, aumentar la comunicación para detectar a tiempo qué le preocupa y en qué podemos ayudar como padres.

¿Qué hacer ante una conducta de consumo?

  • Debemos actuar con paciencia, conociendo el alcance real del problema y detectando cuál es la causa que ha llevado al consumo (dificultades para relacionarse, falta de autoestima, problemas de comunicación familiar…), es decir, analizar las circunstancias que han llevado a este consumo.
  • Fomentar el diálogo, transmitir una actitud de apoyo y dedicar más atención a nuestro hijo/a.
  • Reflexionar sobre los comportamientos o ejemplo que damos como padres (¿consumimos alcohol?, ¿drogas?).
    Pedir consejo o ayuda a personas cercanas o a un especialista.

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