¿Cómo afecta la edad de los padres en los hijos?

Las estadísticas son rotundas. Somos madres, y padres, a una edad cada vez más tardía. Ante lo que es una realidad, la pregunta es cómo afecta la edad de los padres en los hijos. La respuesta viene de la mano de la ciencia. La edad de la madre, sobre todo a partir de los 35, no es la única que influye en el desarrollo del feto, también la del padre.

Edad del padre

Un reciente estudio realizado por la universidad estadounidense de Georgetown señala, por ejemplo, que en el caso de los padres retardar la paternidad hasta después de los 40 puede aumentar hasta seis veces la probabilidad de que su hijo nazca con autismo o síndrome de Down. La causa, según avanzan los investigadores, podría deberse a la merma en la calidad del esperma del padre, aunque no es la hipótesis que manejan, ya que hay otros factores a tener en cuenta, como los hábitos de vida, y entre ellos, el consumo de alcohol. En este caso, el estudio apunta a que el consumo de alcohol por parte del padre puede influir de manera negativa en su futuro hijo, ya que aumenta los riesgos del denominado trastorno del espectro alcohólico fetal.

No es el primer estudio que relaciona la edad del padre con el aumento de anomalías en los cromosomas de los espermatozoides, lo que se traduce en mayor riesgo de enfermedades congénitas. Así lo apunta también la investigación realizada por la Universidad Autónoma de Barcelona, junto al servicio de Andrología de la Fundación Puigvert.

Edad de la madre

Hasta ahora, los estudios se habían centrado sobre todo en cómo afecta la maternidad tardía a la fertilidad y el posterior desarrollo del bebé. Así, está constatado que a partir de los 35 las probabilidades de embarazo natural se reducen, por la menor reserva ovárica, y que también aumentan las probabilidades de tener complicaciones durante la gestación. A partir de los 35 años conviene vigilar más los cuidados para evitar problemas como diabetes gestacional, hipertensión o un mayor aumento de peso durante el embarazo. También aumenta los riesgos de aborto espontáneo y las probabilidades de que el futuro bebé tenga alguna anomalía genética.

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