El buen tiempo y las vacaciones escolares de los niños invitan a realizar actividades conjuntas al aire libre, y especialmente disfrutar de unos días descanso en la playa. Actividades para divertirse pero sin descuidar la dieta, porque en cuestión de alimentación de los más pequeños no hay que relajar los buenos hábitos. Si hemos decidido pasar un día completo de playa, a la hora de preparar el almuerzo de los niños, hay que tener en cuenta algunos consejos sencillos.
En primer lugar, no hay que olvidar el agua. Mantener hidratados a los niños es fundamental en verano y, en especial, si vas a estar expuestos al sol como sucede en la playa. Así que no olvidemos una pequeña nevera con buena buena cantidad de botellas de agua. Conviene evitar las bebidas con gas y elegir en su lugar zumos y licuados naturales.
En cuestión de alimentos, para preparar un almuerzo rico y muy sano, podemos apostar por un túper de fruta de verano (trozos de sandía, melocotón, albaricoque, cerezas…) y preparar un sándwich integral a base de tiras de pollo o pechuga de pavo, lechuga y unas rodajas de tomate y queso fresco. Podemos añadir un poco de mayonesa ligera, rica en minerales y vitaminas E y K. Conviene preparar comidas frías para combatir los rigores del verano. La ensalada de arroz, por ejemplo, también es perfecta, con ingredientes frescos como aceitunas, tomates cherry, atún y huevos cocidos. Incluso la ensalada de pasta es rápida y fácil de hacer, y podemos combinarla con verduras (por ejemplo, berenjena, tomate , calabacín, etc.) y aderezarla con aceite de oliva virgen extra.
Conviene, por su parte, evitar los alimentos de digestión pesada o que aumenten la sed. Y si optamos por el bocadillo, siempre es mejor elegir el pan integral. Incluso las empanadas son una alternativa perfecta que puede prepararse el día anterior con calabacín, queso y huevos, o con espinacas, queso y jamón. Si el niño se muestra inapetente o desganado, incluye zanahoria, bien para tomar cruda o como ingrediente del zumo o licuado para abrir el apetito.
En el caso de los bebés, el consejo es preparar en casa el potito o papilla , como de costumbre, aderezándola con aceite de oliva virgen extra. No te olvides de la fruta y el yogur. A partir de los dos años, los niños ya pueden disfrutar de las mismas comidas que los adultos.
En cuanto a los helados, lo mejor es tomarlos a media tarde, o después de comer, pero nunca debe ser el sustituto de un bocado saludable a las horas regulares de comida.
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