Las chanclas para niños son cómodas, pero este tipo de calzado no está exento de riesgos para los pies de los más pequeños si se utilizan de manera constante. Por muy refrescantes que resulten, conviene ser precavidos y evitar usarlas durante mucho tiempo seguido. Te contamos cuáles son las mejores chanclas y cuándo usarlas.
Las chanclas, también conocidas como flip flop, se han convertido en imprescindibles para el verano, y la mejor prueba es la gran variedad de diseños de chanclas para los más pequeños que podemos encontrar.
Las chanclas están consideradas como el tipo de calzado perfecto para las actividades acuáticas (piscina, playa…) porque resultan cómodas y transpirables. Pero, cuidado, porque si por ejemplo optamos por unas chanclas de plástico corremos el riesgo de irritar fácilmente la piel.
Ventajas de usar chanclas
Elegir el calzado adecuado es clave en una etapa en la que el pie de los niños todavía está en pleno desarrollo. De ahí, por ejemplo, la importancia de prestar atención al tipo de material, la talla y el tipo de actividad que se realizará con el calzado.
Con la llegada del verano, al igual que hay que adoptar una serie de medidas básicas para prevenir accidentes en piscinas o para proteger la piel de los niños del sol, también hay que hacerlo con el calzado veraniego.
Las chanclas son prácticas, cómodas y fáciles de poner y quitar, por lo que no se trata de renunciar a este tipo de calzado, sino de evitar abusar de su uso o para caminar largas distancias.
Riesgos de usar chanclas
Las chanclas, al no ofrecer ningún tipo de sujección, pueden alterar la formam de caminar. Así, se tiende a arrugar los dedos y a hacer fuerza para levantar la chancla, lo que genera tensión en el pie y falta de amortiguación en los talones.
Al usar chanclas en exceso es que el pie queda totalmente al descubierto, lo que aumenta el riesgo de infecciones por hongos, irritaciones o heridas. Los talones también pueden agrietarse con más fácilidad. Para evitarlo, además de mantener los pies limpios, conviene aplicar crema hidratante en la zona.
Y algo no menos importante es que los pies también expuestos a la acción directa del sol, es decir, pueden sufrir quemaduras solares, por lo que no olvides aplicar crema protectora en los pies de los niños si van a realizar actividades al aire libre.
Hay otros modelos de calzado, como las cangrejeras, que aportan mayor sujeción al pie y son más recomendables para actividades en ríos, paseos por zonas resbaladizas o por el bosque.