Bronquitis infantil: Diferencias con la neumonía. Las enfermedades respiratorias afectan especialmente a los niños pequeños y con mayor incidencia en las épocas de frío, por ello hay que prestar mayor atención a sus defensas y cuidar su sistema inmunitario. La bronquitis y la neumonía suelen aparecer como efectos secundarios de las infecciones de las vías respiratorias superiores, como los resfriados o la gripe. Se parecen pero no son iguales. Cuando el médico pasa de hablarnos de bronquitis a mencionar neumonía, se trata de un problema algo ya mucho más serio.
Para detectar si el niño padece bronquitis hay que conocer cuáles son los síntomas más frecuentes. A diferencia de ésta, la neumonía presenta un cuadro más agudo, y frecuentemente degenera en un ingreso hospitalario para mayor precaución. Este caso extremo no se daría si se diagnosticara una ‘neumonía errante’, que quiere decir que la enfermedad no es tan grave y que normalmente es causada por un germen llamado microplasma.
La bronquitis se trata de una infección producida por una bacteria o un virus que produce la inflamación de los bronquiolos que van a los pulmones. La neumonía por el contrario es una enfermedad aguda o crónica producida porque se inflaman los órganos pulmonares. Ésta, también puede ser causada por un virus o una bacteria, la igual que la bronquitis, o por otros organismos e incluso por agentes irritantes químicos o físicos. Si se habla de ‘neumonía doble’ significa que afecta a ambos pulmones.
Ambos casos presentan síntomas parecidos, como fiebre, dolor de cabeza, tos con mocos, debilidad y malestar general, dificultad para respirar, respiración silbante o ruidosa, dolor o tirantez del pecho. Ante esto, es recomendable acudir al médico.
Como tratamiento a estas y otras enfermedades existen medicamentos homeopáticos para niños, que son menos agresivos para su salud, al no llevar principios químicos activos y que les ayudan a reforzar sus defensas.
Como consejos para prevenir estas enfermedades es recomendable mantener a los niños en lugares limpios, con una buena ventilación, reducir la exposición a gripes y resfriados, lavarles frecuentemente las manos para evitar contagios, tomar alimentos ricos en vitamina c y que refuercen el sistema inmunitario de los más pequeños, mucho descanso, aire fresco, ejercicio físico, evitar exponerles al humo del tabaco y de gases contaminantes, abrigarles al salir a la calle y destaparles en lugares con mucho calor.
Además, también existen vacunas infantiles que pueden proporcionar cierta protección contra la neumonía, como la de la gripe. Consulta a tu pediatra sobre otras posibles opciones.