¿Qué hacer cuando el bebé prematuro llega a casa? Se estima, según datos médicos, que cerca del 7% de los bebés nace antes de lo previsto, en concreto antes de la semana 37 de embarazo. Nacer antes de tiempo se traduce en una inmadurez de los órganos y sistemas digestivos, respiratorio, metabólico… lo que hace al bebé más vulnerable a las enfermedades y más sensible a agentes externos como la luz o el ruido. También puede tener dificultades para controlar su temperatura. De igual manera, debido al tamaño de su estómago, las tomas deben hacerse en cantidades más pequeñas y a intervalos más frecuentes (cada tres horas, al menos). Son algunas de las cuestiones a tener en cuenta para el cuidado del bebe prematuro al llegar a casa.
Alta hospitalaria bebés prematuros
A la hora de recibir el alta hospitalaria hay una serie de cuestiones que debemos tener claras:
Cuidados en casa para bebés prematuros
Una vez que el bebé recibe el alta médica y puede ir a casa, es lógico que los padres se sientan algo desorientados sobre los cuidados que necesita. Higiene, alimentación y sueño son algunas de las premisas básicas del cuidado del bebé prematuro.
Es aconsejable el baño diario del bebé, colocándolo de manera suave en el agua y siempre bañándolos a la misma hora, antes de mamar. Es importante que desde los primeros días asocie el baño con un momento placentero. Para ello, mientras lo bañamos, conviene hablarle o cantarle con suavidad. Para el baño, no usar cosméticos infantiles (perfumes, champús, talcos), sino jabones neutros y sin perfume. El bebé agradece los movimientos suaves, uniformes y lentos a largo del cuerpo. Los masajes facilitan el descanso del bebé.
El riesgo de infecciones es más alto en los niños prematuros, en especial el denominado virus respiratorio sincitial. Es importante lavarse siempre las manos antes de cogerlos, evitar el contacto con personas resfriadas o con fiebre y prohibir fumar en el mismo espacio en el que se encuentren.
El alimento más completo, y la mejor vacuna, es la leche materna. En otras palabras, la lactancia materna es la opción más aconsejable para todos los bebés, incluidos los prematuros. El calostro de la leche materna contiene proteínas y anticuerpos, esenciales para el bebé prematuro y para protegerle de las enfermedades respiratorias más comunes y de la diarrea. A medida que transcurren los días, la composición de la leche se va adaptando al bebé. Si el bebé no tiene la suficiente fuerza para succionar, se puede utilizar un sacaleches.
Son muchos los motivos que avalan la alimentación del bebé con leche materna ya que, entre otros beneficios, contribuye a la maduración del aparato digestivo, protege contra las patologías respiratorias e intestinales más frecuentes, a largo plazo mejora la agudeza visual, la función cerebral y el desarrollo de la inteligencia y previene la obesidad. En otras palabras, la leche materna es el alimento ideal, completo, para el crecimiento y desarrollo durante los primeros seis meses de vida. A partir del segundo trimestre –y siempre bajo el consejo del pediatra- se pueden ir introduciendo alimentos como papillas y, posteriormente, purés.
Hay que habituar al bebé al ciclo sueño-vigilia, ya que la descoordinación del ritmo del sueño es una de las alteraciones más frecuentes entre los recién nacidos prematuros. Para ello, lo mejor es mantenerlo en un lugar con luz natural durante el día. Por la noche, reducir la luz y el ruido ambiente. La regulación del sueño ayuda al bebé, entre otros, a ganar peso. Durante los primeros días, e incluso semanas, es normal que el bebé duerma mucho. El bebé prematuro puede dormir entre 15 y 22 horas, alternando los largos periodo de sueño con intervalos cortos despiertos.
Otro aspecto importante es el llanto del bebe. Es posible que al principio llore poco y, medida que se acerca la edad corregida (la edad de parto prevista inicialmente) comience a llorar más a menudo. El llanto es una señal de desarrollo y una forma de comunicación del bebé (tiene hambre, está cansado, incómodo o quiere cambiar de posición). Si llora durante más tiempo de lo habitual, conviene consultar con el médico, ya que también nos puede alertar de que algo no va bien en su organismo.
Cuando el pediatra lo autorice, se pueden empezar a dar pequeños paseos, evitando sobre todo los lugares cerrados o con aglomeraciones de gente. Durante las primeras semanas es aconsejable que las salidas se limiten a las visitas al pediatra. También hay que evitar los viajes largos.
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