¿Notas que tu bebé está molesto por las tardes y no para de llorar por los temidos cólicos? Hoy te daremos la solución.
Es normal que los recién nacidos lloren, y mucho. Pero cuando un bebé tiene momentos prolongados, en los cuales le notas inquieto, encogiéndose y sin parar de llorar, es muy probable que tenga el conocido como “cólico del lactante”.
Esta afección aparece, principalmente, durante las primeras tres o cuatro semanas de vida. Viene acompañada de un llanto pronunciado, con una duración de tres horas diarias, o incluso más, que se extiende en un período de más de tres semanas. Una dolencia desesperante para los padres, que ven a sus hijos llorar sin parar y sin saber muy bien qué hacer, ni cómo calmarles.
Consejos para aliviar los cólicos del bebé lactante
No es una tarea extremadamente difícil, pero al principio hay que pedir ayuda al pediatra. Después, verás como poco a poco vas cogiendo soltura a la hora de realizar los ejercicios necesarios para que tu bebé se sienta mejor. Un primer consejo que podemos darte, es que tumbes al bebé boca arriba y le masajes la tripa, con mucho cuidado, en el sentido de las agujas del reloj. Ayúdate de una crema especial para bebés para que esté más cómodo. Te aconsejamos también que le des baños de agua tibia. Esto es mano de santo y bastará con hacérselos dos veces al día.
Asimismo, tienes que moverle, ya sea meciéndole, columpiándolo, o paseándolo con el cochecito. Por lo general, este tipo de movimientos ayudan a calmarle. Usa también música suave; aunque incluso los sonidos que emiten los ventiladores o campanas extractoras alivian al bebé, tanto si tienen cólicos como si lloran desconsoladamente. Por otro lado, si das el pecho, evita tomar productos lácteos, cafeína o cualquier alimento que sea excesivamente pesado. Y si estás dando leche de fórmula, deberías hablar con el pediatra, te aconsejará cambiar la leche.
Existen también ejercicios que ayudan a calmar a los bebés con cólicos. Uno muy común es acostar al pequeño en su cuna o cama, siempre boca arriba. Deberás estirarle y flexionarle las dos piernas a la vez. Además, es aconsejable que, tras cada toma, tu bebé expulse los gases. La mejor manera de hacerlo es poner al bebé en tu hombro mientras le das palmaditas en la espalda. Puede tardar un poco en expulsarlos, pero verás que finalmente los echa. Si haces esto después de cada toma, seguro que prevendrás los cólicos. Esperamos que con los consejos que te hemos dado, tu bebé mejore; pero te aconsejamos que primero acudas a un especialista y te explique lo que debes hacer.