Cada vez son más los niños menores de 6 años que expresan su alegría o su frustración mediante el conocido como aleteo de manos. Unos movimientos rápidos, inconscientes y algo descontrolados que acaban cogiendo como costumbre y que llegan hacer a todas horas. Si tu pequeño es uno de ellos, has de saber que no es algo malo, pero tampoco es bueno por la sobre estimulación que supone. Te contamos todo sobre el aleteo de mano en los niños y cómo solucionarlo.
¿Qué es el aleteo de las manos?
Los más pequeños de la casa tienen manías y costumbres como los adultos, muchas de ellas ligadas a una vía para expresar unos sentimientos que no saben sacar a la luz de otra forma. Hay muchos niños menores de 6 años que mueven sus manos compulsivamente cuando están contentos o cuando están tristes.
En la mayoría de los casos será una costumbre pasajera que irán olvidando según crezcan, peor a veces puede llegar a ser un hábito que les acompañe durante años. En contra de lo que muchos piensan, no está relacionado con el autismo. Si el niño no presenta otros síntomas más concretos no hay porqué alarmarse.
Causas del aleteo de manos en los niños
Aquí podemos distinguir dos situaciones para poder hablar de las causas:
Remedios para el aleteo de manos
Debemos ver por qué sucede, dónde sucede y con qué frecuencia. Primero de todo, debes recodar que el aleteo es un modo de «compensar» su nerviosismo, inseguridad o bien de mostrar su alegría por algo; y debes saber que es algo que tu hijo o hija hace de manera involuntaria, es decir, tú le dirás a él que no mueva sus manos así y el niño lo entenderá, pero se le olvidará y lo volverá hacer. Y ahí es donde entran en juego los padres. Sois vosotros los que debéis estar pendientes de vuestro hijo y cuando aletee sus manso recordarle que no debe hacerlo.
Si el pequeño aletea sus manos cuando están enfadado, lo mejor es que hables con él y le preguntes de forma concreta cómo se siente para dar pie a que aprenda a expresar sus emociones de otra manera: «¿Estás triste porque nos vamos del parque?» «¿Querías seguir viendo los dibujos y por eso te has enojado?» En mejor evitar preguntas abiertas como «¿qué ocurre?» Sobretodo si el niño es muy pequeño, ya que no sabrá explicarse con claridad.
Si por el contrario mueve sus manos cuando está contento, debes enseñarle que puede expresar su alegría de otra forma. Te acercas a él, le coges las manos con suavidad y le dices frases como: «Si estás contento puedes darme un abrazo», «es mejor que toques las palmas para que no te lastimes las muñecas». Y decirle cada vez que le veas hacer esto que no debe hacerlo, pero sin enfados ni presión. Cambiar un hábito como este lleva su tiempo y si le haces ver que es algo malo se sentirá aún más frustrado e inseguro.
Cuando damos actividades alternativas al niño con un propósito concreto y de forma regular, le estamos enviando el mensaje «adecuado» al cerebro y las conductas automáticas, inmaduras y repetitivas serán poco a poco reemplazadas por otras más elaboradas y voluntarias.
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