La alergia al polen no solo afecta a los adultos, también a los niños, resultando igual de molesta. Con la llegada de la primavera, algunas plantas como la mimosa, cipreses y olivos, liberan polen, potentes alérgenos que se desplazan libremente por el aire. Los síntomas se manifiestan sobre todo durante la primavera y el verano, aunque en algunos casos pueden aparecer en otras estaciones del año. Vamos a ver, más detenidamente, cuáles son las señales que nos advierten de que el más pequeño de la casa es alérgico al polen.
Síntomas Las alergias al polen son provocadas por diversos alérgenos como el polen de los árboles en primavera, el polen de la hierba en verano o el polen de pasto durante el otoño. Los síntomas aparecen inmediatamente después de la exposición, siendo los más comunes el goteo de nariz, picor en los ojos, estornudos, tos, presión en el pecho, hinchazón y dolor facial. El niño también puede mostrarse inquieto y tener insomnio.
¿Cuánto dura? Por lo general, la alergia al polen dura el tiempo de exposición a los alérgenos. Sin embargo, especialmente durante el período de primavera, el niño puede parecer cansado y agitado debido a la presencia de alérgenos en el aire, por lo que es recomendable consultar con el pediatra.
Remedios Si tu hijo es alérgico, el remedio más efectivo lógicamente es tratar de evitar que entre en contacto con el polen, por lo que conviene evitar los paseos por el campo durante la primavera y optar por destinos, como el mar o la montaña, en los periodos en los que los niveles de polen son muy elevados. A la hora de viajar en coche, mantener las ventanas cerradas y utilizar el aire acondicionado; hacer deporte en lugares cerrados, tales como piscinas o gimnasios, y al regresar a casa, duchar al niño y cambiarlo de ropa. Si fuera necesario, realizar un lavado nasal. Siguiendo estos consejos se puede reducir en gran medida la exposición al polen favoreciendo el bienestar de tu hijo.
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