Hoy hablamos de lo qué es el acoso escolar o bullying y qué debes hacer si lo sufre tu hijo. Unos de los males que sufren algunos jóvenes en las escuelas es el denominado bullying o acoso escolar. Esta conducta agresiva de algunas personas en su etapa juvenil puede acarrear grandes males para ellos en un futuro próximo. Para las personas que lo sufren es un auténtico calvario. Estas personas pierden su confianza, su amor por si mismos, la dignidad y el respeto por ellos. Puede llegar a provocar ansiedad y problemas muchos más graves como la depresión. ¿Qué hacer cuando esto sucede a nuestros hijos?
¿Qué es el bullying?
Los problemas que suceden en las escuelas están apareciendo cada vez más frecuentemente en las páginas principales o de sucesos de los periódicos llegando a provocar una gran alarma social. Uno de los principales se debe al denominado bullying.
La palabra bully, que procede del inglés, significa matón o agresor. De esta manera nosotros determinamos que existe bullying cuando se producen conductas de intimidación, aislamientos, insultos o agresiones sobre una o varias víctimas.
Se utiliza para describir actuaciones o comportamientos no deseables entre niños y/o adolescentes. Estas actuaciones son aquellas en las que se realizan bromas pesadas, se ignora a un compañero, se amenaza, se le ridiculiza constantemente siendo objeto de burla, etc.
Estas actuaciones resultan ser cada vez más frecuentes en los colegios e institutos produciendo en la persona agredida problemas verdaderamente graves como la ansiedad, que ha derivado en alguna ocasión en un sentimiento de soledad y de culpa tan grande que ha tenido consecuencias trágicas.
¿Cómo saber si mi hijo sufre bullying?
En la mayoría de las ocasiones, los padres son los últimos en enterarse de esta situación. Sin embargo hay algunos indicios que pueden hacernos crear alarma y pensar en que puede existir este problema. Los hijos muchas veces no cuentan ciertas cosas en casa por no preocupar a los padres o porque no se sienten cómodos diciéndolo. Puede que tu hijo sufra bullying si presenta la siguiente conducta:
- Presenta cambios de humor.
- Está triste o irritado.
- Llora con frecuencia.
- Pierde sus pertenencias en el colegio o las tiene más deterioradas.
- Se niega a ir al colegio .
- Presenta moratones o magulladuras.
Qué hacer si tu hijo sufre bullying
Habla tranquilamente con tu hijo
Establece una conexión de confianza que te permita el acercamiento a tu hijo para que te explique qué ocurre, cómo se siente, qué le hacen, qué le dicen y quienes son aquellas personas que le están tratando así. Comprométete a ayudarlo y bajo ningún concepto le hagas sentir culpable. El bullying no está permitido bajo ningún concepto, si tu hijo es una víctima no le abandones y que sepa que estás a su lado.
Habla con tu hijo para que ignore a los agresores, que busque protección en otros compañeros. Incúlcale el respeto por sí mismo y a no mostrar miedo ante el agresor ya que eso es lo que pretende.
Ponte en contacto con el profesor
Ponte en contacto con el profesor de tu hijo, con el director, el jefe de estudios, el orientador o el trabajador social en caso de que el colegio o instituto cuente con uno de ellos. Explícales el caso y pide su colaboración, es fundamental.
A menudo los niños tienen el miedo a que los tachen de «chivatos». Recuerda a tu hijo que dar la voz de alarma sobre lo que sucede, tan solo es una forma de que pueda protegerse a sí mismo.
Busca aliados
Los agresores tienden a no querer intimidar a alguien cuando esa persona está en un grupo, así que di a tu hijo que se asegure de estar con amigos y con personas en quienes confíe y con quienes pueda conectarse.
Si estás pensado tomar represalias contra sus agresores, piénsalo antes.
Haz una pausa y piensa si de verdad merece la pena enfrentarte a los agresores de tu hijo. Lo que hagas o digas puede tener consecuencias. Mejor es pensar las cosas con calma y en todo caso hablar primero con los padres de los agresores.
En caso de que tu hijo tenga miedo extremo o ansiedad, ayúdale a través de un especialista, busca un psicólogo que pueda ayudarle. Recuerda que pedir ayuda no es un signo de debilidad.
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