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Los beneficios saludables de la natación, tanto en adultos como en niños, están más que constatados. La matronatación es una forma de estimulación acuática de los niños más pequeños, contando con la protección de su madre o padre, ya que el progenitor se introduce en el agua con el bebé, lo que no solo aporta seguridad sino que refuerza los lazos entre padres e hijos. La matronatación, aunque también conocida como natación para bebés, no tiene como objetivo prioritario enseñar a nadar a los niños, sino favorecer su estimulación con el contacto con el medio acuático a través de juegos y movimientos en el agua, lo cuales reportará interesantes beneficios tanto en el desarrollo físico como emocional. Es una actividad perfecta para desarrollar tono muscular y para aprender a mantenerse en equilibrio. [/multipage]
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1. Primeros pasos
No todos los niños tienen la misma seguridad o reaccionan igual al primer contacto con el agua. Aunque la mayoría de los bebés se sienten cómodos y relajados, sobre todo después de las primeras sesiones, no hay que obligar, por así decirlo, a que el niño esté en el agua, ya que entonces no le resultará relajante ni divertido. Hay que dejar que, poco a poco, se vaya adaptando y, si notamos que está cansado, seguir en otro momento. Y un consejo no menos importante, consultar al pediatra antes de iniciar las clases. [/multipage]
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2. Edad recomendada
La mayoría de los expertos en pediatría consideran que la edad recomendada para acudir a la piscina con mamá o papá para las clases de matronación es entre los 4 y los 6 meses. Para aprender a nadar, la recomendación es esperar hasta los 4-6 años de edad. [/multipage]
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3. Juegos en el agua
Para realizar los juegos en el agua con el niño -a partir de los seis meses, es la edad más recomendada para iniciarse en la matronatación-, podemos recurrir a diversos materiales, como tablas, pelotas, flotadores o aros. Las sesiones de matronatación suelen durar entre media hora y 45 minutos. [/multipage]
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4. Adaptación al agua
Para que el bebé se adapte al medio acuático hay que hacerlo de manera gradual y sin prisas. El primer paso para ganar en confianza es el baño diario del bebé, dejándolo jugar un rato para que, cuando vaya a la piscina, lo relacione con algo bueno y relajante. Al introducirse en las piscinas, las primeras veces, hay que coger al bebé en brazos, pegado al pecho, y mientras le hablamos con voz suave vamos caminando lentamente por el agua, mojándolo poco a poco. [/multipage]
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5. Temperatura
La temperatura del agua es importante que se sitúa en torno a los 32 grados, para que no haya riesgo de que el bebé pueda coger frío. Cuidado también con los niveles de cloro, ya que el exceso puede afectar a los pulmones del bebé, siendo un factor de riesgo de aparición de asma. [/multipage]