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Teresa Romero ya está fuera de peligro y lo más importante fuera del hospital. La auxiliar, contagiada por el virus del ébola, ha vencido a la enfermedad y por fin ha podido ver la luz del sol. Ahora, para recuperarse, y si los medios de comunicación se lo permiten, se ha marcado a su pueblo gallego de Becerreá. Allí estará junto a su madre y al resto de familia. Teresa Romero es ya una heroína y ejemplo de superación. A continuación te contamos sus primeras declaraciones.
Teresa Romero ya está en casa. Mejor dicho en la de su madre, en Galicia. Lo primero que ha querido ver la auxiliar ha sido a su madre y a su familia. Además de mantener algo de intimidad, aunque está claro que será muy complicado. Ya que Romero es el personaje del año. Su contagio de ébola ha mantenido a España en el caos y en la zozobra durante casi un mes. Ahora, afortunadamente, se puede decir que lo peor ha pasado. Ya está fuera de peligro, y lo más importante, sin resto del virus en su sangre.
“Si Dios hizo el milagro se sirvió de mis compañeros. Tenemos la mejor sanidad del mundo con profesionales abnegados que, pese a la nefasta gestión política son capaces de lograr milagros, yo soy uno de ellos”, fueron sus primeras palabras.
Sobre las causas de su contagio: «No sé lo que falló, si falló algo. No guardo rencor ni reproches. Si mi contagio sirvió para algo… para curar a otras personas aquí estoy. Si con mi sangre se puede ayudar aquí estoy hasta quedarme seca”.
Teresa explicó que se ofreció “voluntaria para ayudar hasta el punto de que peligró mi vida, pero no fue en vano”.»Estoy deseando encontrarme con la hermana Paciencia. Nunca le estaré lo suficientemente agradecida”, ha dicho. La auxiliar también ha tenido palabras de agradecimiento para los compañeros del hospital de Alcorcón, al hospital Carlos III y para sus vecinos.
Por su parte, Rafael Pérez-Santamarina, director gerente del Hospital Carlos III de Madrid, reconoció que ha sido “un mes muy complicado para todos nosotros», y mostró su reconocimiento a todo el equipo asistencial -formado por más de 100 personas- “por su implicación y elevada profesionalidad”.
De esta manera se pone punto final a una de las mayores crisis sanitarias que ha pasado España. Afortunadamente de los errores se aprende, y de este hemos aprendido lo peligroso que es el ébola y que nuestro país puede presumir de tener unos profesionales como la copa de un pino.