El escritor ha sacado una nueva entrega de la vida de Julio César que está encantando a cada vez más lectores
Uno de los escritores que más vende en este momento en nuestro país, Santiago Posteguillo, ya tiene una nueva novela en el mercado maldita Roma. Y es importante recalcar el éxito que tiene Santiago porque son muchas las connotaciones negativas que suelen rodear a los escritores de géneros, aunque por muchas cuestiones la narrativa de Posteguillo podría desmitificar eso de género. “Sí que es verdad que hay un número de persona que suele catalogar a un escritor que se centra en un tema concreto como un escritor de segunda, pero yo por ejemplo no creo que sea novelista histórico, soy novelista. Es cierto que el dictado de la mayor parte de mis relatos es en el mundo romano, pero lo importante es que los relatos que uno haga sean buenos relatos y entretengan”. Hablamos con el con el escritor sobre su nueva entrega en Ella-hoy.
-Quizás nos quedemos con esa importante carta de presentación que es Roma y Julio César, pero usted escribe de relaciones humanas, venganza, de odio, de amor, de política…
-Puede ocurrir que el enorme nombre de Julio César, y también el de Roma, puede dejar en segundo lugar todo eso de lo que hablas, que realmente es universal. Cómo amamos, cómo odiamos o cómo somos leales, por ejemplo, son universales en el sentido de que eso lo hacemos ahora de una manera similar a lo como ya lo hacían en siglos pasados. Y esos elementos me valen para conectar con el público. Se pueden sentir identificados con los personajes porque una de las pretensiones que tienen esta saga es mostrar al Julio César humano.
-900 páginas, ¿no es jugársela un poco?
-En mi caso es lo habitual. Roma soy yo era un poquito más cortita y aquí sí es cierto que me he venido un poco más arriba. Ya veremos en las próximas. Yo necesito un relato narrativo extenso porque para narrar la vida de Julio César implica contar el universo de Julio César. Tienes que contar en paralelo la vida de otros personajes que convivían con él.
Santiago Posteguillo cuenta la vida de Julio César
-En esta novela ya se ve a Cleopatra.
-Vamos a observar el momento en el que nace Cleopatra. Pero esta aparición eso lo que se domina técnicamente literatura una ironía dramática, cuando los lectores saben más de lo que va a ocurrir en la trama que los personajes. Cuando aparece por primera vez, los lectores saben que Cleopatra y César van acabar juntos en algún momento, pero lo que no saben es cómo. Lo que no se suele conocer es que entre ellos había 30 años de diferencia. Aquí vamos a encontrar un punto donde César tenía 30 años y Cleopatra acababa de nacer. Estos son los giros que tiene Maldita Roma de cautivar al lector.
-Usted dibuja a un Julio César más cercano al pueblo y menos dictador.
-Las palabras han evolucionado en su significado y la palabra dictador ahora no significa lo mismo que podía significar en el siglo primero antes de Cristo. En la Roma antigua se podía elegir a una persona para ser un dictador, un periodo de tiempo concreto, para resolver una situación de crisis. Nosotros es que tenemos la palabra dictador con la persona que una vez conseguido el poder asesina a sus oponentes. César consigue el poder políticamente, ganando cinco elecciones diferentes y sucesivas, y sus enemigos no lo aceptan y lo retan a una guerra donde también se impone, y cuando consigue imponerse es tan magnánimo que les perdona la vida. No podemos asociar César a la palabra dictador, sin quitar que tenía sombras.
-¿En Maldita Roma vamos a encontrar a un Julio César más contaminado por la política?
-Vamos a encontrar con César que mantiene sus ideales y se esfuerza por lograrlo pero es cierto que se da cuenta que no puede hacerlo si no utiliza las mismas herramientas que sus enemigos políticos. Estamos hablando de llevar las leyes a su límite que es lo que hacen Cicerón y Catón. Es un pulso donde vas viendo que César va perdiendo esa ingenuidad.
-Errores que hay en torno a César, no fue el primer emperador, ¿correcto?
-Te agradezco que me hagas esa pregunta, porque es cierto que es uno de los errores frecuentes. César no fue el primer emperador. César puede suponer el final de la República,
técnicamente es verdad que llegó denominarse dictador en un periodo de tiempo, bien es cierto que es aclamado como Imperator, pero muchos cónsules son aclamados como tal cuando tenían una gran victoria militar, pero eso no era el concepto de emperador como entendemos hoy día.
-Para ir concluyendo. Hay similitudes políticas entre la antigua Roma y ahora.
-No voy a ser yo quien haga extrapolaciones o paralelismos. Es evidente que hay conexiones porque la política y la naturaleza de control del poder son cuestiones que no han cambiado en 2000 años. Yo digo lo que hacía César, con una técnica peculiar. Él prometía una serie de cosas, salía elegido y las cumplía. Así, cinco veces. Era su técnica y le funcionaba, no sé si hoy día sorprendería. Además de cumplir lo prometido, César era muy coherente llevaba una política en la misma línea, siempre que era defender los derechos del pueblo y no la cambiaba.