Los tiras y aflojas entre ambos se han convertido una constante hasta que Tablada ha rebasado las líneas rojas
Javier Ungría y Elena Tablada han alcanzado un estadio impensable dentro de los matrimonios rotos. Y es que, de tanto tensar la cuerda, esta acaba por ceder. Tablada ha asegurado a los medios que contrató un detective para ir tras los pasos de su exmarido.
Así lo ha confirmado la periodista Almudena del Pozo en el magacín de Telecinco Así es la vida, quien ha hablado personalmente por teléfono con la diseñadora: «Elena Tablada no se esconde para nada y asume y reconoce que ha contratado un detective» después del matrimonio y no durante, como se ha esforzado en recalcar del Pozo.
Estas declaraciones han hecho saltar las alarmas de la prensa del corazón, que ya ha hecho sus propias especulaciones sobre por dónde podían ir los tiros. Sin embargo, la periodista se ha apresurado a añadir que la decisión de pagar a un profesional no tiene que ver con sospechas sobre una posible infidelidad: «No se contrata durante el matrimonio para demostrar ningún tipo de infidelidad: va más en cuanto a temas económicos», ha revelado.
Javier Ungría ha reaccionado a la noticia limitándose a decir que se olía la tostada: «Sí, me constaba, pero ya está, es una historia acabada» ha zanjado.
Una guerra de indirectas
No es esta la primera fricción que protagoniza la expareja. Desde que el matrimonio, consumado en Cuba en el año 2018, se disolvió en 2022, los medios no han dejado de hacerse eco de un sinnúmero de indirectas. Y es que lo que en principio parecía una separación amistosa terminó derivando en una guerra que ha tenido los tribunales por trinchera y en la que se han discutido tanto problemas económicos como familiares.
Actualmente, Ungría y Tablada se verán las caras en los juzgados para resolver la distribución de los bienes nupciales y para dilucidar quién ostentará la custodia de la hija de ambos –la otra la tuvo con David Bisbal-. A la judicialización del divorcio se suman las ya habituales declaraciones de ambos bandos, tratando de desacreditar al contrario: «Me va a costar volver a confiar en un hombre», sentenciaba Tablada. «Parece que a ella le perjudica mi silencio», contraatacaba Ungría.
En medio de los tiras y aflojas, la resolución del conflicto todavía está en el aire, a falta de que los respectivos jueces emitan un veredicto.