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El expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy ha sido imputado por presunta corrupción y tráfico de influencias. En un comunicado, la Fiscalía ha indicado que, tras el interrogatorio, Sarkozy fue puesto a disposición de dos jueces de instrucción encargados de la investigación abierta por el denominado «caso de las escuchas». Además, se le acusa de encubrimiento de la violación del secreto profesional en el caso que se sigue contra él por la presunta financiación ilegal de sus campañas electorales. Sus imágenes yendo al juzgado han dado la vuelta al mundo.
La decisión se produjo tras 15 horas de declaración ante la policía judicial en calidad de detenido en la sede de la brigada anticorrupción de la Policía judicial. Posteriormente, el expresidente fue trasladado al juzgado, donde se le ha comunicado la imputación. Finalmente, fue puesto en libertad hacia las dos de la madrugada.
La verdad es que su detención ha sido el centro de atención en todo el mundo. Al marido de Carla Bruni se le acusa de «corrupción activa», tráfico de influencias y encubrimiento de la violación del secreto profesional en el caso que se sigue contra él por la presunta financiación ilegal de sus campañas electorales, según ha informado la Fiscalía francesa.
Más problemas con la Justicia
Su detención, en régimen de garde a vúe, es una acción legal sin precedentes para un ex jefe de Estado en Francia, donde nunca antes un presidente de la República había sido retenido e interrogado por la policía. Si bien, no es la primera vez que tiene problemas con la justicia, ya que actualmente está vinculado a siete investigaciones, pues fue imputado por abuso de debilidad en el «caso Bettencourt», pero los jueces decidieron finalmente retirar los cargos. Ahora parece que no lo va a tener tan fácil.
Los investigadores, que grabaron conversaciones telefónicas de Sarkozy y de algunos de sus ministros más cercanos, sospechan que su abogado recababa información de consejeros del Tribunal Supremo. Estos le informaban supuestamente de los avances en la investigación sobre presunta la financiación ilegal de la campaña que llevó al Palacio del Elíseo en 2007.
Sarkozy se enfrenta a una posible condena máxima de cinco años de cárcel y a una multa de medio millón de euros. Veremos cómo termina este nuevo escándalo político.
