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Federico y Mary de Dinamarca han cumplido diez años de casados. Una década de amor de la que han surgido cuatro hijos, dos de ellos mellizos. La pareja sigue enamorada como el primer día, son muy queridos en su país y demuestran que forman parte de la moderna monarquía europea. En 2000, se conocieron en los Juegos Olímpicos de Sidney, y pese a que al principio hubo mucho distancia de por medio, finalmente en el año 2004 el amor triunfó y forman una pareja de diez en su décimo aniversario.
La historia de amor de Federico y Mary de Dinamarca arrancó en 2000, concretamente en los Juegos Olímpicos de Sidney. Allí, el amor surgió a primera vista, y aunque al principio la distancia era un impedimento, finalmente, y gracias a llamadas telefónicas, cartas y correos electrónicos, la llama de la relación no se apagó.
La abogada australiana decidió recortar las distancias y llegó sin hacer mucho ruido a Dinamarca. Mary lo abandonó todo por amor a Federico: su casa, su familia, sus amigos y su trabajo, y empezó en un país completamente diferente al suyo una nueva existencia.
Sus comienzos no fueron fáciles porque tuvo que aprender el idioma y tuvo que acostumbrarse al seguimiento de la prensa, a la dureza de los inviernos daneses, muy diferentes a los cálidos australianos, y a la soledad de Amaliemborg, la residencia oficial de la reina Margarita, donde el príncipe Federico tenía un apartamento.
Boda con doña Letizia de rojo
Pero su historia acabó bien, y en 2004 se casaron en la catedral de Nuestra Señora de Copenhague, en una ceremonia muy emotiva. En cuanto Federico vio aparecer a Mary en el templo, no pudo evitar dejarse llevar por la emoción y rompió a llorar demostrando al mundo lo importante que era para él poder unir su destinos para toda la vida. Además del debut de la princesa Letizia, impresionante vestida de rojo por Lorenzo Caprile.
Desde el primer minuto, el hijo de los reyes Margarita y Henrik ha sentido siempre el cariño y el apoyo de sus conciudadanos. Sin embargo, su mujer es, si cabe, aún más querida en Dinamarca, su país de adopción. Algo que tiene mucho mérito y siempre mostrando su lado más solidario, aunque la cree algún problema. “Pienso que es bonito ir haciéndose mayor. No pienso en mi edad física. Me encuentro en un período maravilloso de mi vida. Con 40 años sabes simplemente de qué va la vida. Se trata de estar aquí y ahora, pero me alegro de continuar con mi viaje por el tiempo», confesó la princesa en una entrevista en 2012 con motivo de su cumpleaños.
Fruto de estos diez años de amor intenso, en las fotografías se puede comprobar, nacieron Christian, Isabella y los mellizos Vincent y Josephine, que han llenado de luz y alegría el hogar de los herederos daneses. Su prioridad es que tengan una infancia feliz y que crezcan igual que los demás niños, dentro de las circunstancias que les rodean y de su condición de príncipes y princesas.
Lo suyo es una relación de pasión y amor. Diez años de felicidad y donde han demostrado formar parte de esa monarquía europea moderna, de la que también forman parte nuestros príncipes o los de Suecia. Sin duda, un aire fresco para la nobleza.