La entidad merengue ha apadrinado a un niño que perdió a su familia tras el trágico terremoto de Marruecos
El Real Madrid, en actos como el que se va a desarrollar a continuación, demuestra ser mucho más allá del club más laureado de la historia; expone ante el mundo entero que esta entidad pone en práctica y transmite unos valores que deberían calar en toda la sociedad.
Abdul Rahim Awhida perdió a toda su familia a causa del terrible seísmo que asoló el país de Marruecos e, inmediatamente, al tomar consciencia de la horrible noticia, el club presidido por Florentino Pérez ha tomado la decisión de apadrinarle y hacerle un hueco en la cantera.
Comienza una nueva vida para Abdul
Imaginen lo que supone para un chaval perder a tus familiares, a las personas que más quieres, que son absolutamente indispensables en tu vida y, de repente, enfrentarte solo ante una realidad a la que, aunque solo sea por edad, ni mucho menos estás preparado para afrontar. No obstante, imaginen que, en ese preciso momento, aparece el club de tu vida, con el que siempre soñaste, ese equipo al que viste por la tele levantar una Champions detrás de otra y practicar el mejor fútbol que se recuerda en el Viejo Continente; se preocupa por ti, te brinda todo el apoyo necesario y te da la oportunidad de empezar de cero.
Sin duda, desde ahí arriba, los padres y familiares de Abdul estarían muy orgullosos de su niño. Orgullosos de ver cómo será capaz de crecer, hacerse hombre y cumplir todos los sueños que se proponga porque, habiendo vivido lo que ha vivido, ese chaval ya no le pude tener miedo a nada.
El Real Madrid es, verdaderamente, más que un club
A pesar de que ese célebre lema, “más que un club, es el eslogan histórico del FC Barcelona, en detalles como estos en los que se demuestra qué entidad trasciende más allá de lo futbolístico.
Mientras unos, por can Barça, andan preocupados por la investigación sobre el ‘Caso Negreira’ y la deuda catastrófica que, actualmente, acompaña al Barça; por Chamartín, el conjunto blanco se dedica a dar oportunidades a chicos que realmente lo necesitan.
El caso de Abdul, por desgracia, es uno de tantos. La visibilidad del caso hará que tome especial protagonismo y muchísima gente se vuelque con el joven marroquí, pero debemos reflexionar sobre que si todos pusiéramos nuestro granito de arena para ayudar realmente a las víctimas de este trágico suceso, muchos niños recuperarían la sonrisa y muchos hombres y mujeres recuperarían la ilusión por vivir.