El caso de Daniel Sancho se ha hecho eco, no solo por la brutalidad de los actos, sino también y, aunque sea cuestionable, por su padre.
Rodolfo Sancho es uno de los actores más conocidos del panorama español. Por ello, cuando saltaba la noticia, su fotografía y su nombre acompañaron cada titular para evidenciar la sorpresa. Y es que parece que los famosos sean personas intocables, pero no debería ser así. Os contamos de algunos hijos de celebridades que también han pasado por la cárcel. Eso sí, ninguno con delitos tan atroces como el de Daniel Sancho.
No es necesario ahondar en el caso de Daniel Sancho, al que ya hemos dedicado artículos y del que no hacemos más que oír novedades. Cada una peor que la anterior. Y es que el asesinato de Edwin Arrieta no solo ha trascendido por la deshumanización y brutalidad con la que fue cometido, sino más bien porque el culpable confeso es el hijo de una cara conocida. Esto es doloroso, puesto que el delito es grave, más allá de quién sea el procesado. Sin embargo, en este caso llama la atención ligar el nombre de una figura pública tan popular, como es Rodolfo Sancho, a tal hecho.
Otros hijos de famosos han pasado también por aquí: drogas, homicidios imprudentes o estafas son algunos de los motivos que los han llevado a prisión. Farruquito, hijo de Juan Fernández Flores y Rosario Montoya Manzano, cantaor y bailaora, estuvo entre rejas tres años por atropellar a una persona por encima de la velocidad permitida en 2003.
José Fernando, hijo de Ortega Cano y Rocío Jurado, se ha sentado varias veces en el banquillo. Acusado por posesión y/o consumo de drogas, robos, malos tratos y agresiones, en 2014 fue condenado a 1 año y 9 meses.
Fuera de España también existen estos otros casos
Tanto el hijo de Michael Douglas como el de Jackie Chan, Cameron Douglas y Jaycee, respectivamente, permanecieron en prisión, el primero siete años y el segundo seis meses, por problemas con sustancias.
Sorprende ver cómo caras conocidas deben enfrentarse al escarnio público de sus descendientes, aunque en ocasiones, se da el caso contrario: el blanqueo de sus acciones por ser quienes son. En ninguno de los presentes delitos debería justificarse el acto con el nombre del padre. Los privilegios elitistas sobran aquí. Los culpables son culpables.