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Boda Real en Luxemburgo: enlace religioso con la presencia de los Príncipes de Asturias. Ante unos 1.400 invitados el Príncipe Guillermo de Luxemburgo y Stéphanie de Lannoy se dieron el sí quiero, en una emotiva ceremonia donde no faltaron los nervios de los contrayentes pero que se convirtió en una auténtica boda de cuento de hadas y una de las más clásicas que hemos visto de un príncipe heredero. La novia descubrió su secreto mejor guardado, un impresionante vestido de Elie Saab para llegar al enlace del brazo de su hermano mientras los principales miembros de las casas reales, entre los ellos los Príncipes de Asturias, la esperaban.
En realidad, el Príncipe Guillermo y Stéphanie de Lannoy llegaron al enlace religioso ya convertido en marido y mujer de forma oficial, tras la boda civil que culminó con una cena de gala que tuvo lugar el día anterior.
Pero hoy era el día grande, con todo el país engalanado para asistir a una boda de cuento de hadas donde se casaba el último príncipe heredero de Europa y que se convirtió en toda una fiesta para los habitantes de este pequeño país.
Sobre las 10:50h. el novio, del brazo de su madre, la gran Duquesa María Teresa llegaron a la catedral de Nuestra Señora de Luxemburgo, que ya estaba llena de invitados entre los que se encontraban miembros de la realeza, del Gobierno y autoridades nacionales, Cuerpo Diplomático, jefes de Estado y por supuesto familiares y amigos de la pareja, sumando entre todos casi 1.400 invitados.
La madrina hizo honor a su papel destacado en este evento y estaba muy elegante con un vestido en color coral de Natan con sombrero a juego de Fabienne Delvigne y entró al templo del brazo de su hijo, con el uniforme de gala decorado con la Orden del León de Oro de la casa de Nassau y la Orden de la Corona de Cadena, bajo los acordes de la música sacra.
Sólo cinco minutos más tarde y antes de la hora prevista, se desveló uno de los grandes misterios de esta boda, el vestido de la novia que llegaba radiante a bordo de un Daimler DS 420 azul y bajó del coche del brazo de su hermano Jehan de Lannoy, ya que su padre se encuentra delicado de salud.
Bella y radiante llegó la Princesa Stéphanie con un maravilloso vestido del modisto libanés Elie Saab, el mismo diseñador en el que había confiado para la cena de gala. Además, lucía una tiara de la familia Lannoy que tiene un gran peso sentimental que ya han lucido sus hermanas y cuñadas en sus respectivas bodas.
Antes de comenzar la ceremonia, se guardó un minuto de silencio en memoria de la madre de la novia, la condesa Alix della Faille de Levergehem, que falleció de manera repentina el pasado verano. Tras el intercambio de alianzas y promesas, llegó el momento de la firma del registro junto a sus testigos, el príncipe Félix y Lawrence Frankopan, por parte del príncipe Guillermo, y la baronesa Blanche von und zu Bodman y la princesa Louise de Stolberg-Stolberg, por parte de la princesa Stéphanie.
Los miembros de la familia real luxemburguesa y la familia Lannoy abandonaron la catedral seguidos de los invitados y por último, el Príncipe Guillermo y la Princesa Stéphanie que fue el momento en que Luxemburgo estalló en aplausos y júbilo.
Invitados:
Una boda de cuento de hadas la que se ha vivido en Luxemburgo con el príncipe Guillermo y la ya princesa Stéphanie.
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