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Alberto de Mónaco y Charlene: Boda religiosa tras la celebración, en la jornada precedente, de la ceremonia civil. Los ya príncipes Alberto de Mónaco y Charlene se dieron el ‘sí, quiero’ ante los más de 4.000 invitados que se reunieron en el patio de honor y en la plaza del Palacio de los Grimaldi. Como manda la tradición, la novia, convertida ya en princesa y con un diseño de Armani, llevó su ramo de flores a la patrona del Principado, Santa Devota, como hizo hace más de cincuenta años la princesa Grace Kelly.
Tras la ceremonia civil celebrada el viernes, Mónaco se vistió ayer de gala para asistir a la boda religiosa de los príncipes Alberto y Charlene. Más de 4.000 invitados, entre los que se encontraban jefes de Estado, familias reales y una larga lista de personalidades y famosos. En esta ocasión, y en el día grande de los tres días que ha durado la boda principesca, los príncipes se dieron el ‘sí, quiero’ en una ceremonia oficiada por Bernard Barsi, arzobispo de Mónaco y en la que Andrea Bocelli interpretó el Ave María.
El novio, de blanco, con el uniforme de los Carabineros. Ella, la novia, con un diseño de Giorgio Armani. Un vestido que, por cierto, se expondrá en el Museo Oceanográfico de Mónaco hasta el próximo mes de noviembre.
La boda de Alberto y Charlene,y la apretada agenda de festejos a los que han sido invitados todos los monegascos, parecen haber disipado los rumores de ruptura y cancelación del enlace que hace unos días saltaron a los medios de comunicación. Mónaco, un país de apenas 8.000 habitantes, vive estos días su particular cuento de hadas, sin poder evitar además las comparaciones con la boda que en la década de los 50 protagonizaron Rainiero de Mónaco y la por entonces famosa actriz Grace Kelly.
Boda de película sin duda la que han protagonizado Alberto y Charlene de Mónaco. La pareja se desplazó en un coche descapotable (Lexus LS 600h) diseñado para la ocasión, y los invitados disfrutaron de una cena, cuyo menú fue preparado por el reputado chef Alain Ducasse, en la Opera Garnier. Para poner el broche de oro a los festejos del enlace, fuegos artificiales.
Entre los invitados, los reyes de Suecia y Bélgica, los príncipes de Holanda y Dinamarca, el emir de Qatar o el presidente francés Nicolás Sarkozy. También asistieron Luis Alfonso de Borbón, en calidad de heredero al trono francés, y su mujer Margarita Vargas.