Souping o cómo adelgazar tomando sopa

Si hasta ahora los zumos -en especial los zumos verdes– eran el complemento idóneo de las dietas de adelgazamiento, llegan las sopas para compartir protagonismo. Sopas elaboradas con ingredientes naturales y que, además de nutritivas, son hidratantes, diuréticas y bajas en calorías. ¿Qué más se puede pedir a un primer plato? La sopa es uno de los platos de cuchara más tradicionales, y en absoluto estaba reservado solo a los meses de invierno. En verano también puedes incluir en la dieta deliciosas sopas elaboradas con frutas, hortalizas y verduras de temporada. Desde la sopa de tomate a la de sandía, melón o remolacha, entre otras posibilidades culinarias en frío. Vamos a ver más detenidamente en que consiste el que ya se conoce como souping.

Souping para adelgazar

El souping se puede definir como una dieta depurativa para ganar la batalla a la báscula que consiste en tomar solo sopa durante varios días. Una dieta que saltó a la palestra en el año 2014 en Estados Unidos y que no ha tardado en extenderse, basándose en tomar sopas elaboradas con ingredientes vegetales. Verduras, hortalezas, frutas y legumbres son los ingredientes estrella de las sopas y cremas para adelgazar, las cuales se pueden aderezar con aceite de oliva virgen o con especias.

Frutas, verduras y hortalizas son ricas en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, entre otros nutrientes, además de ser bajas en calorías y de contener una gran cantidad de agua, favoreciendo la pérdida de peso. Su contenido en agua y fibra favorece la sensación de saciedad. Con la dieta de la sopa se deben hacer 6 comidas diarias, pudiendo complementarse con zumos o batidos de frutas y verduras.

¿Durante cuánto tiempo se puede hacer la dieta de la sopa? No se debe hacer durante más de 3 días seguidos, ya que al tratarse de una dieta depurativa, con limitada variedad de alimentos y nutrientes (carencia de proteínas, hidratos de carbono o azúcares, esenciales para aportar energía al cuerpo), alargarla más días puede provocar pérdida de energía, fatiga, pérdida de cabello, mareos o descenso de la glucosa en sangre. Hay otro aspecto a tener en cuenta, y es que al tratarse de una dieta rápida el efecto rebote puede ser mayor, es decir, recuperar el peso perdido después de dejar la dieta.

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