Nunca hay que ingerir este tipo de comidas porque puede ser muy perjudicial. Los problemas de comer alimentos con hongos y moho.
Puede parecer muy obvio, pero cuando comes comida que tiene moho u hongos significa que no está en buen estado. Eso es algo lógico y normal porque visualmente ya es espantoso ver un alimento así, pero es que el olfativamente tampoco suele acompañar el olor. Sin embargo, es muy habitual ver una serie de tipos de alimentos completamente infectado con el paso de los días.
Hay muchos motivos que pueden provocar la proliferación de estos hongos en las comidas. El principal tiene que ver con la mala conservación de los alimentos y también con la humedad que puede llegar a traspasar la superficie de los mismos. Puede que en algunos casos no sea tan grave, pero hay que tener en cuenta que ingerir algún plato con este tipo de bacterias, implica un riesgo innecesario de tomar para nuestra salud.
Los peligros de comer alimentos con hongos y moho
Lo primero que hay que intentar ver y analizar es si el alimento que vamos a ingerir está afectado o no con moho u hongos. Es muy sencillo de ver. Si aparece como una pequeña pelusilla de color verde, negra o blanca en una superficie donde ese color no debería, estar implica que la comida está en mal estado. Es cierto que con algunos alimentos basta con apartar y comer de otro lado, pero en líneas generales esto es perjudicial, así que lo mejor es cortar por lo sano.
Y la pregunta aquí radica en ¿qué puede provocar la ingesta de alimentos con hongos o moho? Lo primero que hay que tener en cuenta es que de por sí no nos va a gustar. Cuando algo está en mal estado visualmente ya no llama la atención, olfativamente tampoco y al ingerirlo en la boca ya termina de destrozar el hambre.
Lo que puede provocar un alimento en mal estado por culpa de hongos o moho se debe a las micotoxinas que se pueden producir en el organismo. Hay que tener en cuenta que estos hongos penetran en los alimentos a través de ramificaciones que son muy complicadas de ver a simple vista. Por ello, las sustancias tóxicas que pueden ocasionar pueden llegar a provocar alteraciones genéticas o cáncer. Además, también se pueden producir algunas bacterias que no son detectadas por el ojo humano, pero que pueden ser patógenas.