Uno de los errores más comunes, y que más riesgos de lesiones entraña, es utilizar las máquinas y aparatos de gimnasio de manera incorrecta. Antes de utilizar cualquier máquina conviene saber cómo funciona, cómo utilizarla y los beneficios que realmente nos reportará. Ir al gimnasio no debe traducirse en una actividad arriesgada, sino todo lo contrario, una actividad saludable y que nos ayuda a estar en forma, tanto física como anímicamente. Para no cometer errores, y no sufrir daños en zonas del cuerpo como muslos, tobillos o rodillas, tomamos nota de cuáles son las máquinas más peligrosas.
Máquina de extensión de piernas
Está considerada como una de las máquinas más arriesgadas si se utilizan de manera incorrecta, pudiendo causar daños en rodillas o en los meniscos. No todos, por altura y por condición física entre otros aspectos, podemos utilizar las mismas máquinas. De igual manera, no debemos olvidar que para todas las máquinas hay multitud de alternativas y ejercicios en suelo igual de eficaces.
Máquina contractor de pecho
A la hora de hacer ejercicios en esta máquina es fundamental mantener a la misma altura los hombros, brazos y pecho, ya que de lo contrario corremos el riesgo de sufrir un desgarro muscular. Hay una premisa básica, y es no utilizar nunca aquellas máquinas sin antes saber exactamente cómo funcionan y cómo actúan sobre nuestro cuerpo.
Pesas
Levantar pesas no es una cuestión de fuerza, sino de precisión, así que conviene vigilar correctamente el peso y el levantamiento. Levantar más peso del debido puede resultar peligroso y, en los casos más severos, provocar daños en la columna. Conviene realizar este ejercicio siempre bajo supervisión. Es conveniente empezar con las de menor peso y, de manera gradual, ir aumentado para evitar daños en brazos, espalda o muñecas.
Bandas elásticas
Se han convertido en un aliado perfecto para ponerse en forma, si bien hay que tener cuidado con los ejercicios de resistencia porque la banda (unas pueden ser más largas que otras) podría romperse si no se realiza de manera correcta.
Polea dorsal
Para hacer este ejercicio hay que estar en forma y, en concreto, contar con suficiente flexibilidad en los hombros porque de lo contrario, al forzar, corremos el riesgo de sufrir tendinitis. Tanto si utilizamos la polea para hacer ejercicios bajándola hasta el pecho, como si probamos tras la nuca, siempre hay que hacerlo bajo supervisión y tras consultar al monitor.
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