Ir al gimnasio enferma: Riesgos y ventajas

Tienes una especie de resfriado, aún no sabes si irá a más, tampoco te sientes tan mal, así que decides ir al gimnasio, pero sientes que es una especie de lotería el que te encuentres mejor o peor después de tu entrenamiento. ¿Te suena esta situación? Hoy te contamos cuáles son los principales riesgos de ir al gimnasio enferma y algunas ventajas en el caso de enfermedades leves. ¡Toma nota!

Riesgos de entrenar enferma: ¿Se puede o no acudir al gimnasio enferma?

Todo depende de tu nivel de enfermedad. Si tienes más de 37,5º de fiebre o diarreas y vómitos regulares, definitivamente no deberías acudir al gimnasio. Cuando entrenamos aumenta nuestra temperatura corporal interna, por lo que si acudimos con fiebre, lo único que conseguiremos es encontrarnos peor y aumentarla. Además, si tienes vómitos o diarreas regulares puedes fomentar aún más la deshidratación, debido al sudor y al esfuerzo excesivo.

Por lo general, no se recomienda acudir al gimnasio si los síntomas permanecen «por debajo del cuello», es decir, si tienes tos, congestión en el pecho, náuseas, fiebre o dolor de cuerpo, es mejor que te quedes en casa a descansar. Si tus síntomas son congestión nasal, dolor de garganta o dolor de cabeza leves, puedes acudir a entrenar, aunque lo más importante es cómo te sientas, pues tú eres la única que puede saber si tienes fuerzas suficientes para hacer ejercicio.

También es importante que sepas que un entrenamiento de alta intensidad, donde se aumentan el número de pulsaciones y se favorece la entrada de oxígeno en los pulmones, puede contribuir a la aparición de una neumonía en el caso de enfermedades respiratorias. Es decir, si tienes una gripe y estás comenzando a tener dolor de pecho, lo mejor es que te quedes en casa.

Ventajas de ir al gimnasio si estás enferma

No existen ventajas como tal, pero entrenar sí puede ayudarte a aliviar algunos síntomas en el caso de que los tengas «por encima del cuello», es decir, esos síntomas con los que sí está permitido acudir al gym. De hecho, el ejercicio moderado puede ayudar a estimular tu sistema inmunológico, lo que no viene nada mal para combatir un resfriado común. Además, puede aliviar la congestión nasal, aunque puede ser que sólo te descongestiones durante el tiempo que estás haciendo ejercicio.

De todas formas, si decides acudir al gimnasio enferma en el caso de ser algo leve, es importante que bajes la intensidad de tu entrenamiento. Si levantas peso, puedes bajarlo un poco y hacer menos series. Si corres, no aumentes la intensidad y mantén una carrera moderada. Si tus entrenamientos son siempre de alta intensidad, entonces es mejor que no acudas y busques otras actividades, como salir a pasear o hacer yoga. Es decir, un tipo de ejercicio donde tu ritmo cardiaco no supere el 75% de la frecuencia cardiaca máxima (FCmáx = 220 – edad).

La idea es que durante estos días mantengas estable tu forma física, pero que no busques metas de mejora de esfuerzo.

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