Cada vez más nuestro ritmo de vida nos obliga a buscar alternativas comestibles rápidas que además sean saludables. Es el caso de las ensaladas de frutas envasadas, que podemos adquirir en cualquier supermercado de forma sencilla. Sólo con abrir el empaque ya la tenemos lista para comer. Sin embargo, ¿pensamos en el impacto ambiental que producimos al comerlas? Hoy te hablamos de los alimentos que no necesitamos, como la fruta pelada, los aguacates light y otros.
Frutas y verduras empacadas: ¿de verdad las necesitamos?
Es fácil llegar a una tienda y comprar una ensalada de frutas peladas y cortadas, listas para comer. Los supermercados lo saben y por eso se lo ofrecen a sus clientes. Sin embargo, cuando consumimos fruta pelada y empacada contribuimos de forma alarmante al deterioro del medio ambiente. La mayoría de los plásticos que se utilizan para el envasado de la fruta no es biodegradable ni reciclable, de hecho pueden llegar a tardar entre 500 y 1000 años en descomponerse.
Piénsalo: ¿realmente tardas menos en caminar hasta el súper, escoger la bandeja y hacer cola para pagar que pelarte tú misma la fruta? Seguramente no, así que la próxima vez que tengas la tentación de comprar fruta envasada, mejor piensa en las consecuencias.
¿Se pierden las propiedades de las frutas empacadas?
Hay mucha polémica al respecto. Durante años se pensó que se pierden las propiedades al pelar y cortar la fruta y dejarla así por un tiempo. Seguro que has escuchado alguna vez que si haces un jugo de naranja y lo dejas reposar, perderás vitamina C.
En realidad la respuesta a esta pregunta es compleja. Recientes estudios han demostrado que la fruta pelada y cortada, envasada correctamente y almacenada a una temperatura adecuada pierde mínimamente sus propiedades. Es decir, aún conserva suficientes propiedades para que sea nutritiva. Sin embargo, ¿cómo sabemos que realmente se ha envasado de acuerdo a las normativas necesarias para que siga manteniendo sus vitaminas?
La fruta pelada y cortada debería guardarse en envases herméticos a una temperatura no superior a 10 o 12 grados centígrados. Y en el caso de las frutas tropicales, la temperatura idónea se estima por debajo de los 10 grados.
Es decir, que para que la fruta envasada sea nutritiva, debe estar a una temperatura idónea y consumirla al momento de extraerla del refrigerador. Si compras la fruta por la mañana y pasan horas hasta que la comes en el trabajo, no te servirá de nada gastar dinero en comida saludable (a no ser que la mantengas en una nevera pequeña).
Así que lo mejor que puedes hacer es llevarte la fruta sin pelar y pelarla en un minuto para saborearla y asegurarte de que de verdad estás comiendo algo sano y nutritivo.
Aguacates light: ¿merecen la pena?
Otro de los alimentos que generan polémica son los aguacates light. Algunas marcas de aguacate aseguran que los suyos tienen un porcentaje menor de grasa que los aguacates que suelen vender en el mercado. El secreto es una mezcla entre manipulación de laboratorio y la especie de aguacate. Porque existen diferentes tipos de aguacates y hay unos que parece que tienen más o menos grasa.
Sin embargo, la grasa del aguacate es una de las más saludables del mundo, es rico en grasas monoinsaturadas y de hecho es recomendado en las dietas sanas para adelgazar de forma equilibrada. Sustituir ciertos tipos de grasas poco saludables por grasas buenas como el aguacate es lo mejor que puedes hacer si deseas mantener un estilo de vida saludable.
La única razón que se nos ocurre por la que comer un aguacate light sería si padeces alguna enfermedad del corazón o algo parecido que restrinja al máximo el consumo de grasas en tu dieta. Pero si no es así, la verdad es que tiene poco sentido elegir un aguacate light, ya que en general, todos los aguacates son saludables. Simplemente recuerda comerlos con moderación, como cualquier alimento.
Procesados bajos en grasa
Si te guías por el eslogan «bajo en grasa» o «0% grasas saturadas» a la hora de comprar productos alimenticios, tenemos una mala noticia: no todos los productos bajos en grasa son saludables.
Cuando comenzó en los años 60′ la guerra contra las grasas saturadas, a las compañías de alimentación se les ocurrió eliminar las grasas de los alimentos (mediante procesos químicos, claro). Sin embargo, se dieron cuenta de que los alimentos sin grasa saben fatal, así que decidieron incrementar el nivel de azúcar en este tipo de procesados. El resultado final son alimentos sin grasa con cantidades elevadas de azúcares que acaban subiendo el nivel glicémico del cuerpo, favoreciendo que se acumulen más grasas en el organismo.
Así que la próxima vez que compres un alimento bajo en grasa, mira bien la etiqueta y los ingredientes, porque quizás no es tan sano como crees.
Trigo integral
Las recomendaciones alimenticias suelen incidir en sustituir el consumo de carbohidratos procesados por cereales integrales. Como el trigo es uno de los cereales más presentes en la dieta, solemos pensar que con sustituir las harinas blancas por harina de trigo integral es suficiente.
Sin embargo esto es un gran error. Para empezar una dieta saludable debe ser baja en carbohidratos (azúcares y harinas), porque realmente no necesitamos tantos carbohidratos como pensamos para tener energía y que nuestro cuerpo funcione. Por lo general, casi la mayoría de la gente consume más carbohidratos de los necesarios.
En segundo lugar, la harina integral de trigo no es tan saludable como creemos, de hecho puede llegar a subir los niveles de azúcar en la sangre tanto como la harina blanca. Incluso aunque consigas trigo en grano integral, debes saber que la mayor parte del trigo es transgénico, por lo que ha perdido casi todos sus nutrientes.
Además, el consumo de trigo se asocia con procesos de inflamación y con el aumento de los niveles de colesterol, así que lo ideal es que no lo consumas o ingieras trigo en cantidades muy bajas (aunque sea integral) y preferiblemente orgánico.
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