No sólo la genética y la cantidad de ejercicio que hagas determinan la flexibilidad. Sí, estos dos son factores importantes y tenemos claro que si llevas 10 años practicando yoga, probablemente tengas más flexibilidad que la media. Sin embargo, hay otro factor que normalmente no se tiene en cuenta a la hora de tener un cuerpo flexible: la alimentación.
1. Flexibilidad y el drenaje corporal
Un alimento que mejore la flexibilidad, debe aportar los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de las articulaciones y los músculos, así como el adecuado drenaje de los tejidos de las articulaciones que es el que las permite estirarse, así como fomentar la movilidad del cuerpo.
Por ello, necesitamos ingerir alimentos diuréticos que ayuden a mejorar el drenaje corporal y eliminar la retención de líquidos, como muchas frutas y verduras: piña, sandía o melón son tres de las más conocidas, pero también existen otras, como el pepino, el apio, los espárragos o la remolacha y algunas hierbas, como el diente de león.
2. Inflamación articular y flexibilidad
La inflamación de las articulaciones afecta directamente a la flexibilidad de nuestro cuerpo y es uno de los condicionantes más importantes a la hora de mejorar la flexibilidad. Si te has apuntado a clase de yoga o pilates y sientes que te cuesta mover tus articulaciones, como si estuvieran pesadas, es posible que tengas algo de inflamación articular.
Por esto, es importante mantener una dieta rica en alimentos antiinflamatorios, como los alimentos que contienen Omega 3, un potente antiinflamatorio que lo encuentras en pescados azules como el salmón y el atún, y en algunas semillas como las nueces.
También, el consumo de algunas verduras, puede ayudar a mejorar los procesos antiinflamatorios de las articulaciones, como la cebolla, que además contiene zinc y selenio, dos minerales que ayudan nutrir las articulaciones.
El jengibre y algunas especias como el curry son antiinflamatorios muy eficaces, así que no olvides de echar un poco en tus comidas. Además les darás un aire diferente a tus platos.
3. Hidratación y flexibilidad
Por último, mantenernos hidratados es fundamental para que los tejidos conserven el aporte necesario de humedad e hidratación. Como sabes, el agua es la base de nuestra hidratación, por lo que no olvides beber agua suficiente todos los días.
Además de la necesaria agua, existen alimentos cuyo consumo permite una correcta hidratación corporal. Por ejemplo el tomate, ingrediente principal del refrescante gazpacho, la sandía, el apio o el calabacín, entre otros.
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