El peso varía, pero no solo de un día para otro, sino en el mismo día. De ahí que, si estás a dieta, conviene pesarse siempre el mismo día de la semana y a la misma hora, y a ser posible por la mañana, al levantarse, en ayunas y tras vaciar la vejiga. Por la mañana, además, pesamos menos porque durante el sueño el organismo, que sigue trabajando, elimina líquidos. ¿Cómo cambia el peso a lo largo del día?, y sobre todo, ¿por qué cambia? No son preguntas banales porque conocer las oscilaciones del peso ayuda a adoptar unos hábitos más saludables y adecuados a cada hora del día, y sobre todo, a evitar frustraciones innecesarias a la hora de pesarse.
Así, por ejemplo, los alimentos que ingerimos en el desayuno son asimilados más rápido por el organismo que los que tomamos en la cena. Esto explica, además, la recomendación de los nutricionistas de que el desayuno debe ser la comida más completa del día, mientras que a la hora de la cena se debe optar por un menú más ligero.
Por qué fluctúa el peso
Son muchos los factores que influyen en el peso, y de ahí que éste pueda variar a lo largo del día.
- El estado nutricional
- La retención de líquidos (más habitual al final del día)
- La cantidad de alimentos (en especial, alimentos con alimentos o salados) y bebidas consumidas antes de pesarte
- La cantidad de ejercicio realizado
- Las visitas al baño que realizamos durante el día
- El nivel de hidratación
- La temperatura exterior (en verano se retienen más líquidos para ayudar a equilibrar la temperatura corporal)
- El nivel de estrés (las hormonas del estrés, cortisol, favorecen la retención de líquidos)
- La calidad del descanso (dormir mal engorda)
- La ropa que llevamos en el momento de subirnos a la báscula
- En las mujeres también hay que tener en cuenta el ciclo menstrual, ya que los días previos a la regla se retienen más líquidos.
Cuánto varía el peso de la mañana a la noche
Todos estos factores pueden hacer que al pesarnos la báscula arroje un peso equivocado. Así, por ejemplo, se desaconseja pesarse después de haber comido o después de haber realizado ejercicio, ya que al sudar habremos perdido más líquido, pero éste hay que reponerlo para no deshidratarnos. Las fluctuaciones de peso pueden llegar a ser de entre 1 y 2 kilos.
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