¿Es cierto que las rodajas de pepino contribuyen a mantener un cuidado facial adecuado? Te contamos la verdad detrás de esta costumbre
Cuando alguien menciona la palabra pepino probablemente sean tres las acepciones que se nos vengan a la cabeza. La primera es la de un coche fastuoso y reluciente, tal vez un deportivo. La segunda es la de aquel alimento con el que solemos aderezar la ensalada o el puré para dotarlo de un mejor sabor. La tercera, sin embargo, tal vez sea una mujer tumbada boca arriba en una hamaca de playa, con una toalla anudada a la cabeza y los ojos parapetados tras dos rodajas de la afamada verdura con el fin de eliminar las arrugas y mantener el cuidado facial.
Desde tiempos inmemoriales, esta práctica se ha considerado una creencia propia de la cultura popular, casi tan exacta como el zumo al que se le iban las vitaminas si no se consumía rápidamente. Sin embargo, varios estudios han logrado determinar su exactitud. Se parte de la base de que las rodajas que se sitúan sobre los ojos están frías. Las bajas temperaturas actúan como vasoconstrictoras, es decir, al contrario que el calor, ralentizan la circulación sanguínea de la zona en la que se apliquen. Esto puede prevenir la aparición de bolsas u ojeras.
Sin embargo, esto podría llevar a pensar que cualquier producto frío podría cumplir la función del pepino, y no es del todo cierto. Se ha demostrado que esta verdura es idónea para el cuidado facial al contener una gran cantidad de agua que ayuda a mantener la cara hidratada, previniendo el resecamiento y enrojecimiento de los ojos a largo plazo. Además, el pepino contiene también una pequeña cantidad de ácido ascórbico que podría favorecer la elasticidad de la piel, retrasando la aparición de arrugas en el futuro.
Las alternativas
Sin embargo, la mayoría de expertos todavía aboga por recurrir a otros medios para la belleza facial. Las bolsas que se forman bajo los ojos deben su presencia a la acumulación de fluido linfático, que termina coagulando y dando lugar a dichas protuberancias. La solución para erradicarlas es tan simple como realizar actividades que fomenten el drenaje linfático.
Entre estas actividades se encuentran un sueño de calidad, el ejercicio físico regular, una dieta equilibrada y variada, el consumo de alcohol y tabaco, entre otros. Si, a pesar de todo, no conseguimos deshacernos de ellas, tal vez se deba a un componente genético y debamos recurrir a otros productos como las cremas hidratantes.