La pérdida de cabello suele preocupar tanto a hombres como mujeres. Y desde siempre existió el rumor de que el pelo se cae más en otoño.
En esta era moderna, la era dominada por las redes sociales, donde la imagen cobra un valor casi transcendental en las personas, la pérdida de cabello suele preocupar tanto a varones como mujeres. Y siempre se habló de que en el otoño se cae más pelo que de costumbre. ¿Es así? ¿Es un mito o una verdad?
Obviamente, en este tipo de planteos, como suelen remarcar los médicos, “cada caso es cada caso”. Pero en este artículo intentaremos contar algunas verdades para obtener conclusiones que nos ayuden a mejorar la cuestión capilar. Eso sí, si en otoño pierdes más pelo que en otras estaciones, no te alarmes demasiado…
El pelo en otoño y cómo evitar la caída
Los especialistas sostienen que la caída del pelo en otoño es un fenómeno bastante común porque tiene cierta lógica si analizamos los puntos fisiológicos y ambientales. Luego del verano y del calor, el cabello se suele resentir, y en los meses más fríos se puede experimentar una caída. Además, el otoño coincide con la fase final del ciclo de vida capilar.
¿Qué es eso de las fases? El pelo presenta un ciclo de vida que consta de tres fases, dependientes, claro está, de la genética de los seres humanos. La primera es la fase de crecimiento, que puede durar de dos a seis años. La segunda fase es la de reposo, una etapa corta que, generalmente, dura dos semanas porque sería como una transición. Y la tercera y última etapa es la de caída, que podría durar tres meses aproximadamente.
Comúnmente, esta tercera etapa se produce en los meses de frío, a partir de la llegada del otoño: el cabello viejo se cae para que el nuevo empiece a crecer. Claro que si es mucha la cantidad de pelo que se pierde, se debe visitar a un dermatólogo u a otro profesional para descartar cualquier tipo de inconveniente, sobre todo para descartar afecciones subyacentes.
Otra particularidad: los asuntos hormonales y psicológicos contribuyen bastante a la pérdida del cabello. Y, se sabe, el fin del verano y la llegada del otoño suelen coincidir con la vuelta a la rutina, a los problemas en el trabajo, al cansancio por los estudios, a los días más feos… Al estrés, en definitiva.