Seguro que te has dado cuenta que no todos los productos cosméticos que te recomiendan amigas y familiares tienen el efecto que te han asegurado, e incluso en ocasiones puede provocar irritaciones o quemaduras. Esto no quiere decir que te hayan engañado, sino que es un claro indicador de que tu piel no es compatible con ese producto. Es precisamente por estos motivos por los que ha surgido la cosmética personalizada, pero las mujeres que preferimos utilizar productos genéricos debemos tener cuidados especiales. Si quieres evitar las reacciones alérgicas con el maquillaje, no te pierdas los consejos que te damos.
Repasa la lista de componentes
Puede que muchos de los ingredientes del maquillaje en cuestión no los conozcas, pero hay algunos más agresivos que otros con la piel. Busca información al respecto y asegúrate de comprar productos naturales sin efectos secundarios. Por supuesto, en caso de que alguno te de reacción deberás anotar y memorizar los componentes para que el próximo que compres no los lleve.
Elige productos para pieles sensibles
Aunque no sea tu caso, escoger aquellos productos creados específicamente para pieles sensibles hará que se reduzca el riesgo de que aparezcan este tipo de reacciones. En algunos casos deberás pagar un poco más por el producto, pero vale la pena.
Pruébalo antes de comprarlo
Antes de aplicarlo por toda la cara, lo mejor es que eches un poquito en un lado y esperes unas 24 horas para comprobar que no tiene ningún efecto secundario en tu piel. La mejor zona para comprobarlo es la parte interior de la muñeca o, incluso, la parte superior de la mano.
No compartas maquillaje
Utilizar el maquillaje de otra persona únicamente porque sabes que le funciona o porque no tienes otra cosa a mano es lo peor que puedes hacer. Que a ella le funcione no tiene por qué significar que en tu piel va a dar el mismo resultado. Pero no sólo eso, sino que en caso de tener en la cara algún resto de tu maquillaje habitual y mezclarlo con otro diferente puede originar irritaciones por la mezcla química.
Limpia bien tus brochas
Una mala costumbre que muchas aún no consiguen quitarse es la de no limpiar las brochas habitualmente. Esto origina acumulaciones de suciedad que vas agregando a diario en tu rostro, pudiendo llegar al punto de obstruir los poros y provocar irritaciones o pequeños sarpullidos. Procura darle a tus brochas una higiene impecable al menos dos veces a la semana. ¡Notarás la diferencia!