Se trata de una obsesión que se ha extendido de la mano de las redes sociales y que puede llegar a crear importantes problemas.
Lo que antes casi era cuestión de mujeres que iban sobrepasando la treintena y empezaban a cuidar su piel y su rostro accediendo al mercado de las cremas, ahora ha cambiado por completo. Quizás por el acceso a todo el conocimiento que proporciona internet o quizás por el poder embaucador que tienen las redes sociales a través de las influencers. Porque no podemos obviar que la tela de araña tejida por la publicidad en estos rincones de la red global hace que todos caigamos.
Lo cierto es que cada vez a más temprana edad las adolescentes tienen nociones profesionales de las cremas, incluso padeciendo lo que se está denominando como cosmeticorexia. Una terminología no registrada ni con base lingüística pero que empieza a correr como la pólvora, obviamente, por las redes sociales. Se trata de la unión de dos vocablos como cosmético y anorexia, y se utiliza para denominar la obsesión que tienen las jóvenes en utilizar productos de belleza para aparentar ser más jóvenes.
El tremendo campo que abarcan las redes sociales en cuanto a espectro de edad y de acceso a conocimiento hace que lo que antes era solo para una determinada edad pase a ser para también para edades sensibles.
El aspecto físico es muy importante para las adolescentes: la nueva adicción de las jóvenes
Ahora hay tutoriales donde se muestra cómo aplicar cualquier tipo de crema, maquillaje o loción y activan en las más jóvenes la necesidad de acceder a ese producto del cual logras extraer enormes resultados de los que realmente no están necesitadas. Esto hace que se vuelva en adicción y que conlleva algunos problemas relacionados con la piel, que es la que padece esta obsesión.
Son muchos los casos que los médicos están experimentando en sus consultas con jóvenes que llegan con problemas en la piel, incluso hasta el punto de sufrir quemaduras. Los compuestos con los que están hechos algunos de los productos que se consumen. Además, no son consciente que la propia piel tiene defensas por si solas que se extienden hasta casi los 25 años. Una de ellas es el colágeno que tiene. De esta forma, las cremas que retrasan el envejecimiento no tienen cabida en ningún armario de jóvenes de 15 o 16 años.
Estamos hablando incluso de casos donde esta obsesión ha crecido hasta el punto de requerir ayuda de un psicólogo, dada que la situación ha crecido hasta el punto de convertirse en patología. Todos los padres deberían tener un seguimiento cercano ya no solo de los vídeos que ven sus hijos, sino también de las conductas que van teniendo conforme crecen para evitar este tipo de situaciones que puede generar problemas físicos y psicológicos.