Prepara tu propio colágeno en la cocina de tu casa y con solo un ingrediente. Lucirás una piel radiante y de porcelana.
A lo largo de nuestra vida pasamos por diversas etapas en el cuidado de nuestra piel. Cuando somos adolescentes luchamos por combatir el acné. Durante la juventud comienzan a preocuparnos los puntos negros, las bolsas y ojeras y algunas líneas de expresión. Y ya en la edad adulta, nuestra máxima es una piel firme y sin arrugas. Y es que con el paso de los años la pérdida de colágeno de nuestro cuerpo disminuye favoreciendo el envejecimiento del rostro.
El colágeno es una de las proteínas más importantes de nuestro cuerpo, su función principal es mantener unidas las distintas estructuras del organismo: tejidos, músculos, huesos, tendones, ligamentos y piel. Existen varios tipos de colágenos, pero el más común es el tipo 1, el cual fabrica de forma natural nuestro cuerpo, el cual adquiere los niveles más altos de esta proteína entre los 20 y 25 años. A partir de esa edad las fibras de colágeno de todos los tejidos conectivos comienzan a disminuir afectando a la salud física de nuestro cuerpo.
Cómo preparar una mascarilla casera de colágeno puro con solo un ingrediente
Con la pérdida de colágeno nuestros huesos se vuelven más frágiles, las articulaciones y cartílagos se resienten y la piel se vuelve más fina y deshidratada. Lo ideal es incorporar esta proteína a nuestra dieta mediante suplementos naturales de colágeno hidrolizado. Pero también en nuestra rutina skincare, y ¿cómo? Te preguntarás, pues muy sencillo: con una mascarilla casera de colágeno puro. Muy fácil de preparar y con solo un ingrediente que seguro ya tienes en tu cocina, la gelatina.
La gelatina en polvo es principalmente colágeno, e incorporarla a nuestra rutina de cuidado facial hará que nuestra piel absorva sus beneficios y luzca suave y radiante.
Prepararla es muy sencillo, solo necesitas mezclar un sobre de gelatina en polvo, sin sabor y sin colorantes para evitar irritaciones en la piel, con dos cucharadas de agua caliente. Remover bien hasta conseguir una mezcla homogénea y después dejarla reposar y enfriar durante unos minutos.
Una vez haya adquirido una temperatura adecuada para su aplicación, espárcela de manera uniforme alrededor del rostro con la ayuda de una espátula facial. Deja actuar durante al menos 20 minutos y después retírala y enjuaga tu piel con agua tibia. Durante el tiempo de reposo la mascarilla habrá adquirido una forma sólida, lo cual te ayudará a retirarla. Puedes aplicarla entre una y tres veces máximo por semana y después complementarla con tu rutina de cremas habitual.