Trastorno bipolar: 5 años para tener un diagnóstico. Es el tiempo medio de demora del diagnóstico de una patología que, según reconoce el 79% de los pacientes, tiene un impacto negativo sobre la salud y es, para el 50%, el motivo de haber perdido su trabajo. Son algunos de los datos que reflejan la realidad del trastorno bipolar y que recoge el estudio Impact, un trabajo de investigación internacional que también ha revelado que el 47% de los pacientes que en nuestro país están diagnosticados de trastorno bipolar padecen depresión durante las fases de manía.
El diagnóstico precoz es esencial en cualquier aspecto relacionado con la salud y, en este caso en concreto, con el trastorno bipolar, cuyo diagnóstico, aunque es cierto que se ha reducido de una media de 7 años a 5, sigue siendo, en opinión de los especialistas, una asignatura pendiente. Una mejora del diagnóstico que, al tiempo, permita mejorar el tratamiento, ya que en muchos casos los pacientes acuden a consulta cuando presentan episodios depresivos, sin saber que la depresión es, en realidad, síntoma de otra patología, como le sucede al 47% de los pacientes diagnosticados en nuestro país de trastorno bipolar.
Es una de las conclusiones recogidas en el estudio Impact, presentado en Madrid, y que ha sido elaborado por Phoenix Healthcare Internacional (Reino Unido) y la farmacéutica Lundbeck. Más de 700 personas, de edades entre los 18 y los 65 y de siete países (junto a España, Alemania, Australia, Canadá, Francia, Italia y Reino Unido) han participado en una investigación que, entre otros datos reveladores, constata que el trastorno bipolar, por su desconocimiento y falta de información, sigue siendo una patología invisible y desconocida en muchos aspectos. Una falta de conocimiento que hace que siete de cada diez personas considera que sus expectativas de conseguir sus objetivos en la vida no se vean cumplidas.
Un estudio que no solo ha indagado en el aspecto clínico del trastorno bipolar (sobre todo en la fase maniaca y sus efectos, como cambios de humor, alteraciones del sueño y aumento de energía), sino también en sus consecuencias sociales. Y es que para el 79% de los pacientes que han participado en el estudio el trastorno bipolar tiene un impacto negativo en su salud física, sobre todo por el incremento de riesgos como la falta de actividad física, el consumo de tabaco, el cambio de hábitos alimentarios o el aumento de peso que puede aparecer tras las fases depresivas o por olvidar tomar los fármacos (déficit cognitivo). Un impacto que también alcanza a su vida social y laboral, estando detrás, según el 50% de los pacientes, del motivo de la pérdida de su trabajo (más del 77% reconoce no haberle dicho a su jefe que padecen trastorno bipolar), y en el 23% de los casos de su separación o divorcio. Y otro importante, cerca de la mitad de los participantes en el estudio ha reconocido haber padecido algún tipo de discriminación por su enfermedad. Prejuicios que nos llevan a descubrir otro dato a tener en cuenta. El 19% de los pacientes con trastorno bipolar de nuestro país no habla abiertamente de su patología.
Contar con un diagnóstico es importante (la media se sitúa en 5 años, pero es que en más del 40% de los casos supera los dos años), tanto como seguir el tratamiento. Precisamente, los especialistas alertan de que son a veces los propios pacientes los que no acuden a las consultas de control de manera regular o, por problemas cognitivos, tener dificultades para recordar las indicaciones sobre cuándo y cómo tomar los medicamentos prescritos.