Tabaco: ¿A qué edad empezamos a fumar?

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Tabaco: ¿A qué edad empezamos a fumar? Damos la primera calada al cigarro en plena adolescencia, en torno a los trece años, y sin ser muy conscientes del daño que puede hacer a nuestra salud el hábito del tabaco. Los chicos empiezan primero, aunque los últimos datos alertan de que el hábito se feminiza, siendo ellas las que más fuman entre los 16 y los 20 años. Y otro dato a tener en cuenta es que la mayoría de los padres de adolescentes, en concreto, uno de cada tres, desconoce que su hijo es fumador. Dejar el tabaco es, sin duda, el mejor propósito para no poner en riesgo nuestra salud.
 
Más del 27% de los jóvenes se confiesa fumador. Jóvenes que, de media, y según los datos de la encuesta realizada por la Fundación Pzifer, Juventud y Tabaquismo, dan la primera calada a un cigarro poco más allá de los trece años (13,9). Un dato, a juicio de los expertos en tabaquismo, preocupante, al que se une además el hecho de que las chicas, entre los 16 y los 20 años, han comenzado a ser mayores consumidoras, lo que las convierte en serias candidatas a ser las principales pacientes en los próximos años de la denominada EPOC (Enfermedad pulmonar obstructiva crónica).
 
La encuesta de Juventud y Tabaquismo desvela más datos, como que más del 45% de los jóvenes han pensado alguna vez en dejar de fumar, siendo el precio del tabaco el argumento que más esgrimen, lo que hace pensar que si su precio se redujera aumentaría el consumo. Tal y como señalan desde el Comité para la Prevención del Tabaquismo, subir el precio de la cajetilla un 10% se traduce en un 4% menos de fumadores, un porcentaje que se duplica en el caso de los más jóvenes. Ante la subida del tabaco, y con la entrada en vigor de la Ley Antitabaco, son muchos los que se han decantado por sustituir el tradicional cigarrillo por el tabaco de liar, mucho más barato. Sin embargo, los efectos perjudiciales para nuestro organismo son los mismos.
 
¿Por qué empezamos a fumar? Generalmente, por las influencias de amigos y conocidos que fuman y que nos ofrecen el primer cigarrillo. Rechazarlo es una decisión sensata y que, a la larga, repercutirá en nuestra salud y bienestar. Precisamente, según datos de la encuesta citada anteriormente, más de la mitad de los encuestados reconoce que dejó el tabaco porque le sentaba mal.
 
Los jóvenes valoran muy positivamente la Ley Antitabaco, cuya entrada en vigor desató opiniones encontradas entre fumadores y no fumadores. Cerca del 85% de los jóvenes la valora de manera positiva. Otra conclusión interesante de este estudio es que, en este caso, son los jóvenes y los padres los que mantienen posturas muy diferentes sobre el consumo de tabaco. Así, por ejemplo, más del 30% de los padres señala que sus hijos no tienen amigos que fumen, frente a un 80% de respuestas afirmativas de los hijos. Los jóvenes siguen considerando que la mejor fuente de información sobre el tabaco son los medios de comunicación y las redes sociales, mientras los padres apuntan a la educación en familia y en la escuela. Resultados nada raros si tenemos en cuenta que dos de cada tres padres desconocen que su hijo ha empezado a fumar.

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