La urgencia o la pérdida involuntaria de orina son los síntomas más comunes del síndrome de vejiga hiperactiva. ¿Tiene tratamiento?, ¿cuáles son sus causas? Estas son algunas de las preguntas a las que vamos a tratar de dar respuesta sobre una patología que afecta en mayor medida a las mujeres.
El síndrome de vejiga hiperactiva, incluido dentro de los problemas incontinencia urinaria, afecta aproximadamente, según datos médicos, al 11-18% de la población. En los casos más severos puede provocar un grave deterioro de la calidad de vida imponiendo limitaciones muy serias en la actividad social, laboral y sexual. Un problema que no debe padecerse en silencio, ya que puede tener solución.
Síndrome de vejiga hiperactiva: síntomas
Los síntomas más comunes del síndrome de vejiga hiperactiva son la urgencia o necesidad imperiosa de orinar, el aumento de la frecuencia –más de ocho veces cada día-, nocturia –necesidad de levantarse varias veces por la noche- y las pérdidas involuntarias de orina –escapes de orina al estornudar, reír, toser o hacer ejercicio-. Estamos ante una patología a la que las mujeres somos más vulnerables, aumentando su prevalencia con la edad. Si notamos alguno de estos síntomas, hay que consultar con el médico, para establecer las medidas adecuadas -en algunos casos se administran fármacos o terapias más novedosas– que nos ayuden a controlar este problema.
Síndrome de vejiga hiperactiva: causas
Los músculos del suelo pélvico se debilitan a causa de un embarazo, un parto o una menopausia, y por ello los problemas de incontinencia urinaria o vejiga hiperactiva pueden aparecer a cualquier edad. Otras causas están relacionadas con patologías neurológicas (accidente vascular cerebral, Parkinson o esclerosis múltiple) o con traumatismos nerviosos. El exceso de peso, la diabetes o determinadas infecciones también pueden ser un factor de riesgo.
Síndrome de vejiga hiperactiva: prevención y tratamiento
Las causas del síndrome de vejiga hiperactiva pueden ser múltiples, incluso la alimentación juega un papel clave. En este caso, es importante revisar la dieta y eliminar aquellos alimentos que nos provocan más necesidad de orinar (espárragos, cebolla). Destierra el alcohol y limita los picantes. También es aconsejable reducir el consumo de refrescos, bebidas estimulantes o con cafeína y aquellas frutas con mayor contenido en agua (sandía, melón, piña). Hay que evitar beber desde dos horas antes de ir a dormir. Debemos seguir una dieta rica en fibra para evitar el estreñimiento, ya que todo lo que ejerza presión sobre la vejiga agrava los síntomas.
Cuidar la dieta es importante, tratando de llevar una dieta sana, variada y equilibrada, ya que el sobrepeso o la obesidad son un factor de riesgo, como hemos visto, del síndrome de vejiga hiperactiva. Por este motivo, es aconsejable eliminar los kilos de más y practicar ejercicio físico de manera regular (al menos media hora cada día).
También es aconsejable dejar el hábito del tabaco. De hecho, fumar puede irritar los músculos de la vejiga ocasionando pérdidas de orina.
Además de las medidas dietéticas, también resultan efectivos determinados ejercicios específicos, como los ejercicios de kegel, para fortalecer los músculos del suelo pélvico. La clave está en contraer y relajar el músculo para incrementar su fuerza y resistencia.
Otro consejo es tratar de establecer un horario de ir al baño (cada 2-4 horas) y tratar de cumplirlo, de manera que podamos controlar las pérdidas de orina.