Síndrome de la clase turista y salud: ¿Cómo prevenirlo? A la hora de planificar un viaje también debemos tener en cuenta, por una cuestión de salud, el tiempo de trayecto y el tipo de transporte elegido. Un viaje largo nos obligará a permanecer demasiado tiempo sentados y en una misma postura, sin posibilidad de mover las piernas. Es la situación en la que se produce el denominado síndrome de la clase turista y que, en términos médicos, se traduce en la acumulación de sangre en las venas de las piernas pudiendo desencadenar una trombosis.
Evitar el denominado síndrome de la clase turista es posible. Síndrome con el que se denomina al riesgo que puede suponer para nuestro organismo el permanecer demasiado tiempo sentados y sin posibilidad de mover libremente las piernas. Viajar en avión, en tren o en coche no tiene por qué suponer un riesgo para nuestra salud, máxime teniendo en cuenta, tal y como alertan los médicos, que el síndrome de la clase turista puede desembocar en una trombosis, embolia pulmonar, taquicardias y fuertes dolores en el pecho. Una situación que se produce en trayectos demasiado largos y en los que la distribución de los asientos del vehículo limita nuestros movimientos.
De la misma manera que los médicos alertan (y de hecho la Ley Antitabaco ya prohíbe fumar en los medios de transporte público) de la importancia de dejar libre de humos el vehículo, sobre todo si hay niños, también inciden en una serie de recomendaciones básicas a la hora de viajar y que, ponerlas en práctica, ayudará a que que nuestro corazón siga bombeando y evitar así la acumulación de sangre en las venas de las extremidades inferiores (formación de coágulos). Las señales que nos advierten de un problema en nuestro organismo pasan por la hinchazón de piernas, dolores, taquicardias, problemas para respirar y, en algunos casos, pérdidas del conocimiento. De hecho, en algunos casos los síntomas no aparecen hasta varios días después, siendo lo más habitual que se produzca tras viajar en avión, ya que además de la inmovilidad también influye en nuestro organismo el cambio de presión atmosférica y la bajada de humedad.
Hay que señalar que, aunque todo el mundo puede ser candidato a sufrir este síndrome, también influye lógicamente nuestro estado de salud, sobre todo, si padecemos problemas de sobrepeso, hipertensión, problemas cardiacos o tener una edad avanzada. También influyen los tratamientos con estrógenos o el mayor consumo de alcohol y tabaco. Asimismo, también se consideran pacientes de riesgo las mujeres embarazadas, las personas que padecen varices o alteraciones de la coagulación sanguínea.
Desde la Fundación Española de Corazón nos ofrecen una serie de consejos, muy prácticos sobre todo en épocas de viaje (Navidad, puentes, vacaciones…):
- Si puede elegir asiento, elija el del pasillo, para tener un poco más de movilidad.
- En los viajes largos, conviene levantarse al menos cada una o dos horas. Si conducimos, es recomendable parar al menos cada 200 kilómetros para despejarnos y estirar las piernas.
- Es conveniente evitar viajar con las piernas cruzadas o demasiado dobladas, ya que no ayudamos a la circulación de la sangre.
- En algunos casos, es conveniente realizados ejercicios de estiramiento de las piernas y brazos, así como ejercicio de contracción (abrir y cerrar las manos, mover de manera circular los tobillos, mover hacia arriba y hacia abajo los dedos de los pies, realizar ejercicios de respiración).
- Es aconsejable evitar el consumo de bebidas alcohólicas o con cafeína, optando por el agua para mantener nuestro cuerpo hidratado.
- Evitar las prendas demasiado ceñidas o ajustadas.
El síndrome de la clase turista, el cual afecta de media a uno de cada seis personas que viajan, suele aparecer en trayectos de más de cuatro horas de duración.