La mayoría de los accidentes domésticos se pueden prevenir, aunque algunos nos pueden pillar desprevenidos, como las quemaduras en la cocina mientras preparamos algún alimento. Las quemaduras son, precisamente, uno de los accidentes domésticos más comunes. Como curiosidad, hay unas determinas horas del día en la que somos más vulnerables, entre las 19 y las 21 horas, cuando el cansancio de todo el día nos puede hacer bajar la guardia. Una olla hirviendo, el horno caliente, los fogones encendidos… no faltan las situaciones que pueden constituir un peligro real. Y como nunca está de más ser prevenido, vamos a ver algunos de los remedios caseros que pueden resultarnos de gran utilidad en caso de quemaduras en la cocina.
¿Cómo actuar? En el caso de quemaduras, el tratamiento en los primeros momentos después del incidente es crucial para la evolución de la quemadura y para minimizar los efectos de las altas temperaturas. Así, lo más aconsejable es seguir estos tres pasos:
- Descubrir la quemadura: Lo primero que se debe hacer después de una quemadura es quitarse la ropa y las joyas que cubren el área afectada, evitando al hacerlo que las manos toquen la zona para evitar infecciones.
- Enfriar la zona afectada: Conviene rebajar la temperatura de la zona afectada poniéndola debajo del grifo y dejando correr el agua. Mantener debajo del agua para reducir el dolor durante unos 10 minutos.
- Proteger la quemadura: Después de enfriar la quemadura, colocar suavemente una venda, con algodón y gasa estéril humedecida con solución salina. Si no tienes a mano ni gasas ni solución salina, puedes utilizar una toalla de algodón blanco o de lino, absolutamente limpia, humedecido con agua fría para colocar en la quemadura.
Una vez realizada la primera cura, puede ser conveniente acercarse al centro de salud o médico de familia para que nos revisen la quemadura. Una decisión que, lógicamente, dependerá de la gravedad de la quemadura, su profundidad y extensión. Se consideran graves las quemaduras que afectan a los principales órganos como los ojos, la cara, el cuello y los genitales. En estos casos, también es aconsejable dar de beber una solución de media cucharadita de bicarbonato de sodio y una cucharadita de sal disuelta en un litro de agua a temperatura ambiente. Si el dolor es muy intenso se puede recurrir a los analgésicos orales simples, como el paracetamol.
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