La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y, por tanto, conviene prestar atención a los cambios de aspecto, tales como palidez, picor y cambio de color de la piel. ¿De qué nos alerta? Cualquier cambio que experimente nuestra piel es reflejo de lo que sucede en nuestro organismo, avisándonos tanto de los problemas banales como de otros más importantes. En otras palabras, hay que escuchar a nuestra piel y, en caso de duda, consultar al médico. ¿Sabías por ejemplo que la piel pálida puede ser síntoma de anemia o que la piel azulada puede indicar cianosis o déficit de oxígeno en la sangre?
Picor, manchas blancas o piel que se escama o aparece más abotargada. Son algunos de los cambios que pueden aparecer en el aspecto y la tonalidad de nuestra piel, el órgano más extenso de nuestro cuerpo, y que nos alertan de que algo no va bien en nuestro organismo. La piel nos avisa y es un reflejo de lo que sucede en nuestro cuerpo, por lo que debemos prestar atención a los cambios que se producen en ella y que, en muchos casos, nos está anticipando de que hay un problema, de mayor o menor intensidad. ¿De qué nos avisa nuestra piel? Vamos a ver más detenidamente a qué puede responder cada uno de los cambios de color o de aspecto.
Palidez de piel
La piel excesivamente pálida puede ser una señal de anemia o déficit de glóbulos rojos. La causa deriva del color blanco de las mucosas, sobre todo la conjuntiva. Si la piel está blanca, como la cera, puede ser señal de un problema de hipotiroidismo.
Piel amarillenta
Una subida de la bilirrubina puede manifestar con un cambio de color de la piel hacia el amarillo, indicativo de ictericia. Este cambio suele estar relacionado con un problema del hígado –hepatitis- o con una obstrucción de las vías biliares.
Picor en la piel
El picor constante y generalizado de la piel puede deberse a una dermatitis o a una reacción alérgica a los medicamentos, pero también puede desvelar un problema interno, como insuficiencia renal o hepática, déficit de hierro, diabetes, problemas de tiroides. Algunas infecciones –hepatitis C, por ejemplo- y algunos linfomas también pueden manifestarse con picores recurrentes.
Piel azulada
La piel de tonalidad azulada suele ser indicativo de cianosis, es decir, falta de oxígeno en la sangre. Hay dos tipos de cianosis. Por un lado, cianosis central o falta de ventilación en la sangre provocada por un problema pulmonar o del corazón. En este caso, además del tono azulado de la piel aparecen otros síntomas característicos como fatiga o disnea. En el caso de la cianosis periférica –dedos azulados o amoratados- suele deberse a un problema circulatorio. El síndrome de Reynaud también se manifiesta con cambios de color de los dedos de las manos –del blanco al azul y después al rojo-. En estos casos es conveniente descartar o confirmar la existencia de alguna otra patología reumática.
Piel marrón
La piel marrón –como el bronceado pero sin haber tomado el sol- puede ser síntoma de la denominada enfermedad de Addison. En estos casos, los pacientes presentan una tonalidad marrón de las líneas de la mano y del rostro –labios, encías, ojos, boca-. Por otra parte, el exceso de hierro –hematocromatosis– también se puede manifestar con un cambio de tono de la piel más marrón.
Enrojecimiento de la piel
El enrojecimiento repentino o rubor de la piel puede ser síntoma de ansiedad, pero también de una patología de la piel como la rosácea. La menopausia o determinados fármacos también pueden estar detrás de este cambio de la piel.
Piel abotargada
Cuando la piel aparece abotargada puede deberse a un problema de retención de líquidos, el cual conviene controlar por si estuviera relacionado con un problema renal o cardiaco.
Piel seca
La sequedad de la piel puede ser señal de hipotiroidismo –piel muy seca y fría- o hipertiroidismo –piel caliente y sudorosa-. La excesiva sequedad también puede estar relacionada con un linfoma o un diagnóstico de leucemia.