Osteoporosis: Que tu primera fractura sea la última. Una patología cuyo nombre significa literalmente hueso poroso, una mayor fragilidad que nos convierte en candidatos a sufrir una fractura por debilidad ósea. Se estima, según datos médicos, que en torno a tres millones de personas y medio de personas padecen osteoporosis en nuestro país (2,5 millones son mujeres), sin embargo, pese a su prevalencia, los especialistas también recuerdan que más de la mitad desconocen que la padecen.
La osteoporosis es una patología con rostro femenino que afecta a una de cada tres mujeres, frente a uno de cada 5 hombres. Además, aproximadamente, una de cada cuatro mujeres ha padecido una o varias fracturas vertebrales durante la etapa de la menopausia. Según datos médicos, aportados con motivo del Día Mundial de la Osteoporosis (20 de octubre), la osteoporosis es la patología crónica responsable de más 60.000 fracturas de cadera al año. El lema elegido para este año resume la importancia de concienciar a profesionales y pacientes de la importancia del diagnóstico de la osteoporosis, Para en la primera, que tu primera fractura sea la última. Sufrir una fractura y no recibir el tratamiento adecuado duplica las probabilidades de padecer una segunda. Fracturas que provocan dolor, debilidad, pérdida de movilidad y disminución de calidad de vida.
La osteoporosis provoca una pérdida de la resistencia ósea. A medida que nuestros huesos se vuelven más frágiles, aumentan de manera notable los riesgos de sufrir una fractura. Aunque conocemos la teoría, no siempre le prestamos la debida atención a la salud de nuestros huesos, unas estructuras complejas que ofrecen el soporte al cuerpo y que se encargan, entre otras funciones, de almacenar calcio y otros minerales esenciales para la salud. Durante la etapa de la menopausia la pérdida de tejido óseo es mayor, por lo que las mujeres somos más vulnerables a padecer esta patología a partir de una determinada edad.
Pero aunque la osteoporosis no haga acto de presencia antes, lo cierto es que las que podríamos llamar semillas o factores de riesgo los hemos depositando antes, como el llevar una dieta pobre en calcio, fumar o llevar una vida sedentaria. La prevención, como en cualquier aspecto de la salud, juega un papel fundamental.
La mayoría de los huesos alcanza su mayor densidad cuando cumplimos los 30 años. Después, se hacen gradualmente más porosos. En las primeras fases, la osteoporosis puede ser asintomática, es decir, el paciente no percibe síntomas o señales evidentes de la pérdida ósea. De hecho, en ocasiones, es precisamente la primera fractura la que avisa.
Aunque hay una serie de factores de riesgo que, como hemos visto, está en nuestra mano prevenir, también hay otros que ya no dependen tanto de nosotros. Entre los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer osteoporosis están la propia edad, la menopausia temprana, antecedentes familiares de osteoporosis, antecedentes de fracturas, trastornos de la alimentación como la anorexia nerviosa, algunas patologías como el hipertiroidismo, la deficiencia de vitamina D, el uso prolongado de medicamentos, presentar infrapeso (índice de masa corporal menos a 19) o huesos pequeños.