La meditación es una técnica para relajar la mente y el cuerpo y alcanzar la paz interior. Una práctica que también ayuda a conocerse a uno mismo. Meditar requiere centrar la atención en la quietud del momento presente para relajar el cuerpo y la mente.
Meditar es bueno para la salud física y emocional, tal y como ha constatado la ciencia, incluyendo entre sus principales beneficios ayudar a reducir la ansiedad y la tensión y favorecer las emociones positivas. La meditación mindfulness o consciencia plena del momento presente es una excelente aliada para prevenir la depresión y gestionar el estrés.
Cómo meditar correctamente
Se puede meditar en cualquier momento y lugar del día, tan solo hace falta crear las condiciones idóneas y aprender a relajar la mente. Éstas son algunas de las claves para meditar correctamente:
- Elegir un lugar silencioso, tranquilo y que, por su decoración, invite a la calma.
- Elegir el momento reservado para meditar cada día (al levantarse, antes de ir a dormir, a la hora en la que la casa esté más silenciosa…).
- Meditar 10 minutos al día durante las primeras semanas y, de manera gradual, aumentar el tiempo hasta los 20 minutos.
- Centrar la atención de la mente en un sonido, imagen, palabra, en la respiración o en el propio cuerpo.
Primeros pasos para empezar a meditar
- El primer paso es elegir una postura cómoda: en una silla o en el suelo, pero siempre con la espalda espalda recta, los hombros relajados ligeramente hacia atrás.
- Centrar la atención en la respiración, en cómo entra y sale por los orificios nasales, dejando que fluya a un ritmo natural, sin forzar.
- Colocar una mano sobre el vientre y centrar la atención en cómo se expande y contrae al respirar. Se trata de sentir cómo respira el cuerpo.
- A continuación, escucha los sonidos del entorno.
- Pasea por tu mirada por lo que tienes alrededor.
- A continuación, elige una palabra (dentro/fuera, por ejemplo) para pronunciar al inhalar y exhalar el aire.
- Observa tus pensamientos negativos, ideas, preocupaciones, sensaciones corporales, pero sin detenerte en ellos ni juzgarlos, simplemente déjalos pasar.
- Enfoca de nuevo la atención en tu respiración.
- De manera sucesiva, cuando surge un pensamiento incómodo, para evitar que nuestra mente se inquiete, simplemente date cuenta de la sensación y vuelve suavemente a centrarte en la respiración.
- Antes de finalizar, relaja la postura y durante unos minutos toma nota de la experiencia pero sin juzgarla.
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