Tener las manos frías independientemente de la temperatura y el clima es un molesto trastorno al que, además, las mujeres somos más vulnerables. ¿Qué hacer? La naturaleza nos brinda algunos remedios que nos pueden servir de ayuda para paliar este problema. Vamos a ver más detenidamente cuáles son estos aliados, así como las causas que delatan a este trastorno.
Posibles causas Las manos frías, de entrada, no suelen ser una causa de enfermedad grave. En realidad, el origen está en la microcirculación periférica. Cuando la temperatura exterior baja, las arterias que se encuentran en las zonas periféricas de nuestro cuerpo tienden a contraerse para evitar la pérdida de calor, y es precisamente esta vasoconstricción la que hace que nuestras manos se queden frías. También ocurre en verano si, por ejemplo, entramos en una habitación donde la temperatura es mucho más baja que en el exterior. Algunas personas son particularmente sensibles a estos cambios de temperatura.
Aunque en principio no hay que alarmarse, tampoco hay que subestimar el tener siempre las manos frías, ya que puede ser síntomas de algún problema má serio, como es el denominado síndrome de Raynaud (las extremidades se quedan frías y se vuelven más pálidas), para cuyo tratamiento se suele administrar medicamentos con efecto vasodilatador. Otra causa orgánica de las manos frías puede ser un trastorno de la tiroides.
Remedios naturales más útiles Para contrarrestar el problema, existen algunos remedios naturales y algunos consejos útiles que podemos poner en práctica. Así, para que las manos recuperen temperatura uno de los remedios más eficaces es un baño con chorros de agua fría y caliente de manera alternativa. Baños con efecto masaje para activar la circulación. Otra forma de masajear las manos es aplicar cremas o aceites hidratantes.
Una sesión de hidroterapia diaria es un remedio también muy eficaz. Para ello, se prepara dos cuencos, uno con agua caliente a una temperatura entre 35-40 °, y el otro con agua fría a 15 °. En la primera añadimos unas cucharadas de aceite de caléndula; en el segundo, un puñado de heno o unas gotas de aceite de mostaza. Sumergimos las manos en agua caliente durante 3 minutos, y otros tres minutos en el agua fría. Alternar durante al menos quince minutos y luego aplicar una crema nutritiva.
La dieta también es un excelente aliado. Así, en la mesa debemos apostar por alimentos como frutas y verduras. Entre los alimentos que estimulan la circulación destaca el jengibre (podemos tomarlo por la noche como té de hierbas) y el chile, vasodilatador y anticoagulante. En este caso, mezclar una cucharadita de chile en polvo con dos cucharadas de aceite de oliva para obtener la combinación correcta. Por su parte, debemos evitar algunas bebidas poco beneficiosas para la circulación, como el café. También es aconsejable dejar de fumar, ya que aumentar la duración de los episodios de manos frías.
Un hábito que conviene adoptar a diario es aplicar una generosa capa de crema nutritiva para las manos. El masaje favorece la circulación y evita el enrojecimiento y agrietamiento que además puede causar el frío.
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