El falso optimismo es una trampa mental que puede derivar en frustración y angustia cuando no se cumplen las expectativas creadas. De hecho, el optimismo o positivismo falso puede ser tan dañino para la salud mental como el pesimismo.
El falso optimista tiende a esconder sus emociones y, en concreto, la preocupación, el miedo o el rechazo en determinados situaciones. El exceso de optimismo nos lleva en momentos importantes a evitar enfrentarnos a la realidad y a quedarnos en una superficie que de manera temporal calma nuestros temores. Pero este falso optimismo es como una burbuja que irremediablemente termina explotando, y las consecuencias serán ansiedad, frustración, tristeza y sentimiento de culpabilidad. Descubre cómo evitar caer en la trampa del falso optimismo.
¿Puede ser insano el exceso de optimismo?
Es malo ser demasiado optimista cuando eso nos impide ver la realidad y aprender de nuestros errores. Es decir, la capacidad de ver el lado positivo de las cosas es una virtud siempre y cuando no desvirtúe la realidad de nuestro entorno y las relaciones con los demás. Porque el falso optimismo impide que reflexionemos, y una de las consecuencias es que no seamos capaces de aprender de las experiencias. Algo fundamental para crecer como personas.
El optimismo es una virtud cuando va acompañada de confianza, autoestima y seguridad, de lo contrario, el falso optimismo solo enmascarará nuestras debilidades.
¿Cómo reconocer el falso optimismo?
Podemos hablar de una serie de características comunes al perfil de personas con tendencia al exceso de optimismo:
- Buscar la aprobación de los demás de manera constante.
- Ser poco realista.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Baja autoestima e inseguridad.
- Miedo a enfrentar los problemas y las responsabilidades.
- No aprender de los errores.
- Tendencia a autoengañarse o disonancia cognitiva.
- Falta de motivaciones.
- Tendencia a fijarse metas inalcanzables.
Optimismo falso e inteligente
Tratar de aparentar optimismo en situaciones complejas, como el despido de una empresa después de 15 años de trabajo o la ruptura de una relación, puede llevarnos a negar la realidad y a no afrontarla. Pensar que no es un despido, sino una oportunidad de hacer otras cosas, o no es una ruptura definitiva, nos hemos dado un tiempo, serían dos ejemplos de optimismo falso.
El falso optimismo o positivismo exagerado es una actitud que podemos aprender a cambiar para ganar en confianza, no dudando en pedir ayuda profesional en caso de necesitar terapia psicológica.