¿Puede el exceso de estrógenos ser un riesgo para nuestra salud? En términos médicos se denomina hiperestrogenia o hiperestrogenismo, un trastorno de las hormonas causado por unos niveles demasiado altos de estrógenos –las principales hormonas femeninas-, a los que sin apenas darnos cuenta estamos expuestos. Y es que los estrógenos no solo se asimilan por la vía digestiva, también por la piel y por las vías respiratorias. ¿Cuáles son las causas de este trastorno?, ¿qué síntomas produce?, ¿cuál es el tratamiento más eficaz? Son algunas de las preguntas a las que vamos a tratar de dar respuesta para desvelar que hay detrás del exceso de estrógenos.
Los excesos y defectos en nuestro organismo –exceso de glóbulos rojos o déficit de hierro, por ejemplo- ponen en riesgo nuestra salud. En este caso, el exceso viene dado por las que están consideradas como las principales hormonas femeninas, los estrógenos, encargadas entre otras funciones de la formación del pecho y del ciclo menstrual. Durante la etapa de la pubertad los niveles de estrógenos aumentan, estabilizándose durante la etapa fértil e iniciando un descenso a partir de la menopausia. Precisamente, la respuesta de nuestro organismo ante este descenso –hasta su completa desaparición- es la que se traduce en síntomas tales como los sofocos y el exceso de sudoración, tan característicos de la menopausia.
Hiperestrogenia: causas
Son varias las causas que pueden estar detrás del exceso de estrógenos. Ciertos alimentos tienen mucho que ver, y de hecho el tipo de alimentación es un claro factor de riesgo. El sobrepeso o la obesidad nos hacen más vulnerables a padecer hiperestrogenia, ya que cuando hay un exceso de estrógenos se favorece la formación de los tejidos adiposos –sobre todo en zonas como la cintura, muslos, caderas y barriga-.
Determinados alimentos como carnes –cuando procede animales hormonados para acelerar su crecimiento-, los lácteos o los alimentos envueltos en plásticos también tienen mayores niveles estrogénicos –contienen xenoestrógenos, sustancia química que imita a los estrógenos y con la capacidad de alterar el mensaje que le envían las hormonas a las células del organismo. Estas sustancias también están presentes en los productos de higiene –los parabenes aparecen en champús, cosméticos o desodorantes-, en los productos de plástico –bisfenol A presente en los tuppers, botellas de plástico, biberones…-, en los pesticidas y herbicidas. Algunos anticonceptivos también pueden generar un aumento de estrógenos.
Síntomas
Aunque tanto hombres como mujeres pueden padecer este trastorno, lo cierto es que mucho más frecuente entre estas últimas. Uno de sus principales síntomas es la menarquía –adelanto de la primera regla-. Este trastorno también se asocia a ciertos problemas de salud, tales como las patologías degenerativas, algunos tumores –cáncer de mama, de ovario o de útero-, entre otros. El exceso de estrógenos puede alterar los tejidos y estimular, por ejemplo, el desarrollo del revestimiento del endometrio –endometriosis- o la aparición de fibromas de útero. Otros síntomas son la aparición de grasa localizada pero difícil de eliminar, mayor sensación de fatiga, alergias y sinusitis recurrente, alteraciones del humor.
Tratamiento
Además de tratar el problema del sobrepeso u obesidad, hay que evitar en la medida de lo posible la exposición con los estrógenos externos y, sobre todo, revisar la alimentación. Es aconsejable, entre otros, limitar el consumo de dulces, bebidas con cafeína, carne de cerdo, soja y sus derivados, así como aumentar la ingesta de verduras (coliflor, brécol, cebolla, ajo), frutas –cítricos en especial- y alimentos de bajo índice glucémico para ayudar al hígado a eliminar el exceso de estrógenos.