Hipercolesterolemia: Riesgo que desprotege tu corazón. El riesgo de sufrir problemas cardiovasculares está estrechamente vinculado a nuestros niveles totales de colesterol (colesterol bueno y colesterol malo). Se consideran niveles muy altos aquellos que superan los 240 mg/dl, niveles que requieren seguir un tratamiento para bajar el colesterol y disminuir los riesgos de nuestra salud. De hecho, lo aconsejable es que no supere la barrera de los 220, especialmente en el caso de las personas que padezcan alguna dolencia cardiovascular.
El colesterol es, según datos médicos, el responsable de 6 de cada 10 problemas del corazón, así como de 4 de cada diez infartos cerebrales. La hipercolesterolemia es uno de los principales enemigos de nuestro corazón, aumentando los riesgos de infarto agudo de miocardio u otros síntomas de patología cardiaca como dolor en el pecho. Mantener equilibrado el colesterol es esencial para todos, independientemente de la edad.
El colesterol se suele dividir, como sabemos, en colesterol bueno (colesterol HDL) y colesterol malo (LDL). El primero, lipoproteínas de alta densidad, ayuda a la protección contra las patologías cardiovasculares, mientras que el segundo es un lípido compuesto por proteínas de baja densidad. Se le denomina comúnmente malo porque su función es llevar el colesterol a los tejidos para su utilización, pero cuando sus niveles son altos puede penetrar en las arterias, dando lugar a la formación de placas de aterosclerosis. El colesterol cumple una función esencial, y es que se utiliza para la fabricación de hormonas, vitamina D y otras sustancias que favorecen la digestión de los alimentos.
Hay algunos datos a tener en cuenta sobre el colesterol, una sustancia similar a la grasa que se produce en nuestro organismo.
- Una dieta demasiado rica en grasas saturadas aumenta los niveles de colesterol.
- El colesterol es un enemigo de la salud silencioso, es decir, puede no presentar síntomas ni signos.
Colesterol: Factores de riesgo
Hay una serie de factores de riesgo de colesterol alto que está en nuestras manos controlar. Es el ejemplo de la alimentación. Ciertos alimentos o productos contienen grasas que elevan los niveles, siendo las grasas saturadas las más perjudiciales.
Otro factor se encuentra en el peso. Los problemas de sobrepeso u obesidad nos hacen más vulnerables a tener el colesterol alto. La falta de actividad física puede ser también uno de los desencadenantes del aumento de peso y, al tiempo, del aumento de los niveles de colesterol en sangre. Para bajar los niveles de colesterol, además de revisar la dieta y apostar por un estilo de vida más saludable (incluida la práctica de actividad física), en algunos casos el médico puede recomendar seguir un tratamiento a base de fármacos (estatinas, por ejemplo).
Revisión de la dieta que incluye limitar la ingesta de grasas saturadas que se come; ingerir las calorías que necesitamos para mantener un peso ideal y aumentar la ingesta de fibra soluble en la dieta.
Hay, por el contrario, otros factores menos controlables, por ejemplo el factor hereditario (hipercolesterolemia familiar), o la edad.
Por último, recordar que los triglicéridos también pueden elevar los riesgos de patología cardiaca. Si los niveles están entre 150 y 199, o incluso por encima de los 200 mg/dl, conviene consultar al médico para seguir un tratamiento. Los niveles de triglicéridos pueden aumentar por sobrepeso, falta de actividad física, hábito de fumar o por una dieta desequilibrada.