Fibromialgia: Tres de cada 4 pacientes, sin diagnóstico. Un dato tan revelador como que el 48% de los pacientes padece una discapacidad de grado moderado o leve. Datos que constatan que estamos ante una patología que puede condicionar la calidad de vida de quien la padece y que pese a su prevalencia –se estima que el 3% de la población la padece-, sigue siendo una desconocida en muchos aspectos. Preocupa, y así lo subrayan los especialistas, la asignatura pendiente del diagnóstico de la fibromialgia.
¿Qué se esconde detrás de la fibromialgia? Los síntomas iniciales aparecen entre los 20 y los 40, siendo especialmente vulnerables las mujeres. Se estima, según datos de la Sociedad Española de Neurología, que un 3% de la población padece fibromialgia, aunque el verdadero problema radica en que tres de cada cuatro, pese a presentar síntomas, no cuentan con un diagnóstico. La fibromialgia se ha convertido en el segundo motivo de consulta de reumatología, si bien cada vez es más frecuente que sean derivados a neurología. El motivo no es otro que su estrecha relación con otros trastornos como la migraña o cefaleas –tal y como sucede en ocho de cada diez casos-, problemas de memoria -89% de los casos- y trastornos del sueño -93% de los casos-. A esto hay que sumarle que los especialistas cada vez están convencidos de que en la aparición de la fibromialgia influyen los cambios funcionales producidos en el sistema nervioso central.
La fibromialgia no es un problema leve de salud, ya que sus síntomas pueden condicionar la calidad de vida de quien la padece, sobre todo porque puede conllevar algún grado de discapacidad o dificultades para afrontar las tareas diarias. La ausencia de un diagnóstico certero es el primer obstáculo para aplicar el tratamiento más correcto, motivo por el que los especialistas insisten en la importancia de destinar recursos a la investigación de esta patología y a su abordaje. Los datos no dejan lugar a dudas. Según la Sociedad Española de Neurologia, el 48% de los pacientes de fibromialgia padecen discapacidad de grado moderado o leve, un porcentaje que se reduce al 10% en el caso de discapacidades severas. Un 20% de los pacientes no puede trabajar o solo puede hacerlo algunos días.
El diagnóstico de la fibromialgia no siempre es fácil. En primer lugar, porque no se dispone de una prueba clínica (radiológica o de laboratorio) para su diagnóstico y, en segundo lugar, y al igual que sucede con otras patologías como la migraña, sus síntomas se pueden confundir o atribuir a otros problemas de salud.
Para mejorar el abordaje de la enfermedad también hay que avanzar en otra línea, en la que ha llevarnos a desvelar el origen de la fibromialgia. Los estudios más recientes apuntan en una dirección, a una alteración del proceso de la señal dolorosa en el sistema nervioso. Esto provoca que cualquier estímulo se amplifique en el cerebro. De ahí que esta patología se haya comenzado a encuadrar dentro de los denominados síndromes de sensibilización central, junto al síndrome del intestino irritable o el síndrome de fatiga crónica.
La fibromialgia es una patología, como apuntan los especialistas, que requiere de un tratamiento individualizado, ya que no todos los pacientes experimentan los síntomas de igual manera. Para su tratamiento, a día de hoy, se recurre a los medicamentos que modulan el sistema nervioso, ejercicio específico o psicoterapia.