Fibrilación auricular: Qué es y cómo nos afecta. La fibrilación auricular es la arritmia más diagnosticada en nuestro país. Una patología que se caracteriza por el ritmo cardiaco anormal e irregular, generando latidos muy rápidos. Se estima, según datos médicos, que afecta a cerca de un millón de pacientes mayores de 40 años. El hábito del tabaco, la tensión arterial o el índice de masa corporal son tres de los principales factores de riesgo de padecer esta patología que afecta a nuestro corazón. La fibrilación auricular requiere ser diagnosticada y tratada.
La fibrilación auricular es un tipo de arritmia cardiaca, en concreto, una de las más comunes, y entre cuyas graves consecuencias para nuestra salud cardiovascular se incluye la angina de pecho. Según datos de la Sociedad Española de Cardiología, SEC, recogidos en el estudio Observación de Fibrilación Auricular y Enfermedad Coronaria en España, cerca de un millón de pacientes han sido diagnosticados de esta patología. Entre los principales factores de riesgo, los médicos y especialistas inciden en el consumo de tabaco, la tensión arterial (problemas de hipertensión) y el índice de masa corporal (relación entre peso y altura).
La prevalencia de esta patología se sitúa en el 4,4%, sin que haya diferencias de género. Asimismo, es una enfermedad que sí está relacionada con la edad. De hecho, los riesgos de padecer fibrilación auricular aumentan a partir de los 60, alcanzando una prevalencia superior al 17% entre los mayores de 80 años.
Síntomas
Las palpitaciones (latido del corazón irregular, ya sea rápido o lento) son uno de los síntomas más comunes, así como el cansancio o la fatiga al realizar tareas cotidianas. Pero, al igual que ocurre con otras patologías, no siempre los síntomas son evidentes. Se estima que en torno a un 10% de pacientes no tiene un diagnóstico. El no tener antecedentes de problemas cardiacos o insuficiencia cardiaca ni padecer diabetes, no reducirá nuestros riesgos de padecer fibrilación auricular si, por ejemplo, si somos fumadores. Tal y como hemos señalado, el tabaco es uno de los factores de riesgo de esta enfermedad, pero no el único. El factor de riesgo más común y que se suele esconder detrás de la mayoría de los diagnósticos –en torno al 45%- es la hipertensión (presión arterial alta). Los problemas de sobrepeso u obesidad, la hipercolesterolemia o la diabetes, así como el padecer otros tipos de enfermedades del corazón (angina de pecho, infarto, enfermedades de las válvulas) también nos pueden hacer más vulnerables a los problemas cardiovasculares, entre ellos, la fibrilación auricular.
Tratamiento
El tratamiento de la fibrilación auricular persigue, a través de los fármacos antiarrítmicos, controlar el ritmo cardiaco (disminuyendo la frecuencia cardiaca durante las crisis) y reducir las posibles complicaciones, entre ellas la embolia cerebral. No todos los pacientes presentan los mismos riesgos de padecer embolia, por lo que no siempre será necesario incluir en el tratamiento fármacos anticoagulantes. Tal y como subrayan los médicos, con un tratamiento adecuado y las revisiones médicas regulares, se puede llevar una vida normal y convivir, sin riesgos, con la fibrilación auricular.
El tratamiento no solo debe ser farmacológico, también hay que adoptar una serie de hábitos más saludables, como por ejemplo, moderar el consumo de comidas y bebidas con estimulantes, como el café, el té o los refrescos de cola, así como de las bebidas alcohólicas. La práctica del ejercicio físico, al cual no hay que renunciar, debe ser moderada y optar por un tipo de deporte o actividad más suave.
En la mayoría de los casos, el diagnóstico de la fibrilación auricular se realiza con una prueba tan sencilla como el electrocardiograma.